Carlos Verona volvió a mostrar su mejor versión en La Vuelta, concretamente en la etapa con final en el Balcón de Alicante que se adjudicó el australiano Storer. El madrileño, de 28 años y también en la fuga de la jornada, entró en segundo lugar, su mejor posición de siempre. Y eso que lo intentó en solitario en el inicio de la ascensión final: "No fue suficiente", lamentó. El año 2020 supuso en salto de calidad para Verona, que cuajó una gran labor como gregario tanto en Tour como en Vuelta, pero este año las cosas fueron diferentes en la ronda francesa. Logró terminar, con mucho sufrimiento, tras una caída en la séptima etapa que lastró su rendimiento.

"Sufrí mucho y perdí mucha confianza. De hecho, le mostré al equipo mis dudas de venir a La Vuelta, pero me apoyaron y lo agradezco. En Francia estaba sufriendo por aguantar en el pelotón, cuando mi puesto es otro. Ahora me siento mejor", destaca. Aunque sus labores principales son otras, el del Movistar sueña con estrenar su palmarés. "Ya fui tercero en una etapa en el Tour de 2020, segundo en esta de La Vuelta... a ver, ya solo queda la primera plaza", reconocía a AS con una sonrisa. Termina contrato a final de temporada, pero su rendimiento da a entender que la continuidad en la escuadra navarra es factible cuanto menos.

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Ahora la situación en su equipo varía totalmente tras el adiós de Valverde. "Tenemos una buena posición con Enric Mas y Superman para poder hacer daño a Roglic y La Vuelta está muy abierta", recalcó Verona, que seguirá con su labor de gregario... pero que no descarta que, siempre que tenga permiso del equipo, pueda aspirar a una etapa en algunas de las escapadas triunfales (y ya van tres, todas con final en puerto) en esta Vuelta. "Ojalá así sea, así además podremos darle una alegría a Valverde". Con altas temperaturas en esta edición de agosto, Verona recordó La Vuelta otoñal del pasado año. "Pues justo con todo el calor me dio por pensar qué fechas eran las mejores. En la de 2020 rendí bien y no soy muy amigo del calor, pero bien es cierto que en agosto ves que cada paso de la carrera por un pueblo es una fiesta, y eso se agradece". Mientras, Verona sigue cada vez más cerca de alcanzar su sueño: "Tampoco me preocupa, pero... ojalá".