El Picón Blanco, el gigante burgalés
El primer final en alto de la carrera llega hoy, lunes 16 de agosto. AS reconoce el puerto de 7,6 km al 9,3% junto a dos ciclistas de la tierra, Ángel Fuentes y Mario Aparicio.
La Vuelta 2021 no esperará mucho para ascender el primer gran coloso de su 76ª edición (del 14 de agosto al 5 de septiembre). El Picón Blanco, el puerto burgalés de primera categoría cuya ascensión comienza en Espinosa de los Monteros, será el primer final en alto inédito de la carrera, la meta de la tercera etapa que se disputa el lunes 16 de agosto. Una subida durísima de 7,6 km al 9,3% de media que se presenta como el primer gran examen. El colofón a los tres días de la ronda en la provincia.
Para reconocerlo, AS acude acompañado de dos ciclistas de la tierra, el burgalés Ángel Fuentes y el arandino Mario Aparicio, corredores del Burgos BH. El primero lo conoce bien, ya que lo ha ascendido en la Vuelta a Burgos, cita que estrenó esta cima con grandes resultados. Hasta hay alguna pintada con su nombre en el asfalto. Para Aparicio, que debuta en profesionales, es la primera vez. Dos puntos de vista sobre este atractivo puerto.
El Picón Blanco debe su nombre a la nieve que acumula en invierno, aunque en estas fechas el clima se prevé agradable. Algo que agradecerá el pelotón en un puerto cuyo inicio es lo menos salvaje, con rampas que rondan el 7%. Apenas dura tres kilómetros, hasta llegar a “una zona de bosque en la que se encuentra uno de los puntos claves: un kilómetro al 13% que hace mucho daño”, apunta Fuentes.
Para Aparicio, haber reconocido la ascensión antes de la etapa puede dar ventaja. “Si conoces dónde está la parte dura, el corredor puede regular, no gastar más de la cuenta, aprovechar los descansillos y reservarse para esos tramos en los que se va a hacer una selección importante”, corrobora. Y es verdad que a medida que avanzan los kilómetros, el puerto se transforma. La vegetación se abre para mostrar interminables praderas verdes. La carretera ya no abandona los porcentajes por encima del 10%. La impresión es la de estar ante un coloso. Para colmo, el viento puede ser otro elemento que marque la carrera. “Cuando subí en La Vuelta Burgos 2020, nos daba de culo. Si lo hiciera de cara, cambia por completo”, apunta Fuentes. “En esta zona eso marcará la estrategia”, añade Aparicio, que a pesar de la exigencia, agradece el poder ascenderlo sin estar en competición y poder admirar las fantásticas vistas de la subida. Desde su cima, con el Valle de Soba en su esplendor, casi parece vislumbrarse el mar Cantábrico al fondo.
Pero para llegar a ella, los ciclistas se enfrentan a una larguísima recta, que poco a poco se encamina hacia una base militar abandonada que dota a la cumbre de un encanto especial. Fuentes avisa que “ese es otro momento importante”. Espera que por entonces en el grupo de favoritos apenas aguanten ocho o diez corredores. El que haya guardado algún gramo de energía, vuelve a tener pendientes por encima del 15% para intentar hacer daño. “Esta parte final es muy exigente, estoy seguro de que vamos a ver quién ha venido a ganar La Vuelta y qué ciclistas considerados favoritos empiezan a perder tiempo”, explica.
En conclusión, todo apunta a que se verá espectáculo. “La llegada de La Vuelta va a suponer que esta ascensión se conozca mucho más y que la gente quiera venir a subirla, el entorno es fantástico y la ascensión, muy atractiva y exigente”, concluye Aparicio después de llegar junto a Fuentes al lugar donde estará ubicada la meta, que es un continuo goteo de cicloturistas. Y ambos expresan un deseo, que sus compañeros del Burgos-BH la crucen el próximo lunes tras haber sido protagonistas. “Ojalá sean capaces de dar a los aficionados una alegría”, coinciden. Saben que en este Picón Blanco estarán los ojos del ciclismo mundial. El primer coloso de La Vuelta, el gigante burgalés.