Mollema: "Corro más agresivo y al final llega la recompensa"

Bauke Mollema logró en Quillan su segunda victoria en el Tour, tras la de 2017 en Le Puy-en-Velay. “No me pidáis elegir entre mis dos triunfos en la carrera más especial. Además, ambos se produjeron de una manera similar: en solitario, como la mayoría de mis éxitos, ya que no dispongo de una brillante punta de velocidad. Ahora corro de manera más agresiva, sin mirar a la general, y al final llega la recompensa”. El análisis ante los medios del neerlandés del Trek, de 34 años, sintetizó bastante bien cómo se desarrolló su trayectoria.

Mollema se estrenó en las rondas de tres semanas en el Giro de 2010 con un ilusionante 12º puesto. En la Vuelta de 2011 alcanzó su primer y único podio hasta la fecha, tercero por la descalificación por dopaje del vencedor, Juanjo Cobo. En la Corsa Rosa ostenta una quinta plaza como clasificación más destacada y en la ronda francesa, una sexta. En su currículum figuran también un parcial en la Vuelta, en 2013 en Burgos, y monumento, el Giro de Lombardía de 2019. Esta temporada la empezó con el objetivo de completar la colección de muescas en las tres grandes, pero gastó demasiado en el Giro y no acertó: “Quemé mucha munición con las escapadas de la primera semana, y luego no supe reaccionar. Al menos recuperé bien de cara al Tour. Sin un líder, en el Trek buscamos las fugas”. Camino de Malaucène, con la doble subida al Ventoux, su compañero Kenny Elissonde y él sólo cedieron frente a Van Aert.

Por su parte, el último ciclista nacional en alzar los brazos en la Grande Boucle, Omar Fraile (en Mende en 2018), terminó sexto en la meta: “Tenía el día marcado con una X, era perfecto para mí, pero consumí mucha energía en los primeros kilómetros para filtrarme en el corte bueno, y luego estaba rodeado de escaladores”. Así que se resignó: “Pese a sentirte francamente bien físicamente cuesta muchísimo ganar una etapa en el Tour”.