Desde que la pandemia obligó a aplazar la salida de Países Bajos para otra edición, y la organización decidió no sustituir esas tres etapas, un detalle llamó la atención del recorrido con el que se quedaba La Vuelta 2020: la primera etapa terminará en alto en el puerto de Arrate. Un regalo para los escaladores, que podrán aspirar a enfundarse el primer maillot rojo de la carrera, aunque sin la emoción que siempre aporta la afición vasca, ya que no estará permitido el público en la cima final.

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 Sin embargo, la gloria sólo será para uno, pero todos los favoritos están relativamente contentos con este cambio por una razón: separará el grano de la paja. Un comienzo que quizá no decida La Vuelta, pero sí mostrará qué aspirantes no están en su mejor forma. La criba permitirá que se ruede más tranquilo en el resto de jornadas, ya que serán menos los que tengan en mente la general. Eso se traduce en menor nerviosismo por estar siempre en una buena posición.

Con la amenaza de lluvia presente, el trazado contará con cuatro puertos en los últimos 80 kilómetros. Udana, Kanpazar y Elgeta, todos de tercera categoría, desgastarán al pelotón por un terreno que muchos conocen de la Vuelta al País Vasco, como el colombiano Chaves, que avisa: "Me preocupa más el ratonero paso por Eibar que la subida final". Arrate, de 5,3 km al 7,7%, no es terreno para marcar grandes diferencias, pero sí para hacer la primera selección.