Gèminiani sobrevivió a la misma malaria que Fausto Coppi
El 'Gran Fusil' ganó en su ciudad de Clermont Ferrand. Lo consiguió en 1951, año en el que por primera vez el Tour de Francia visitó su localidad.
Hay una foto icónica del deporte español en la que se ve a Federico Martín Bahamontes subiendo el Puy de Dôme y al fondo una ciudad con una catedral imponente: Clermont Ferrand. Desde allí partieron dos cronoescaladas hacia este volcán del Macizo Central. En la aquella primera de 1959, Bahamontes puso las bases de su victoria en el Tour. En la segunda, en 1983, ganó otro español, Ángel Arroyo, que acabó segundo en aquella edición y, sobre todo, reabrió las puertas de la Grand Boucle al frente del Reynolds.
Pero la primera vez que el Tour visitó Clermont Ferrand había sido antes, en 1951, con la victoria del ídolo local, Raphaël Gèminiani, El Gran Fusil. Desde la salida de Limoges, todos los ojos apuntaban aquel día a Gem, que cumplió con las expectativas. Respondió a un ataque de José Mirando, se marchó en solitario y aguantó el acoso de Jean Robic para plantarse vencedor en casa. Gèmianiani acabó segundo aquel Tour, detrás de Hugo Koblet, y ganó la Montaña.
La segunda vez que subió al podio de París fue en el Tour de 1958, que comenzó con disgusto, porque no fue seleccionado por Marcel Bidot para correr con la selección de Francia y tuvo que hacerlo con el equipo regional de Centre Midi. En la salida, en Bruselas, bautizó a un burro que había recibido como regalo con el nombre de Marcel. En su honor. Ese año fue la única vez que vistió el amarillo, durante cuatro días. Lo perdió en Aix les Bains, a cuatro del final, con un enfado tremendo. "Son todos unos Judas", dijo sobre el equipo francés de Jacques Anquetil y Louison Bobet, a los que acusó de no ayudarle. Charly Gaul y Vito Favero le precedieron en la clasificación.
En diciembre del año siguiente, Fausto Coppi llamó a Gèminiani para sustituir a Bobet, que se había puesto malo, en un safari en Alto Volta, la actual Burkina Fasso. Gem accedió. A su vuelta, antes de las fiestas navideñas, Coppi telefoneó al francés para hablarle de un nuevo equipo, y al término de la conversación comentaron que ninguno se encontraba demasiado bien, que andaban griposos... o eso creían. El día de Navidad, la fiebre de Geminiani alcanzó los 41,6 grados. El doctor Mora, que lo atendía, no daba con el diagnóstico. La suerte fue la aparición del joven doctor Brugière, que tenía experiencia en África, y descubrió que sufría malaria. Pudo salvarse con un tratamiento de quinina. Paralelamente, su familia llamó a Coppi para advertirle, pero el remedio llegó a Italia demasiado tarde. Coppi murió el 2 de enero de 1960.
Gèminiani aún vive a sus 95 años, después de una larga andadura por el ciclismo en la que también fue director de prestigio de campeones de la talla de Luis Ocaña, Lucien Aimar, Jan Janssen y Joaquim Agostinho.