Crisis sobre crisis
Las carreras españolas temen que la pandemia y su parón provoquen desapariciones en 2021, como en la anterior crisis. Los equipos resisten mejor.
Tras la crisis financiera desatada en 2008, la provocada por el coronavirus en 2020. La raquítica estructura de carreras que sobrevivió en España a los problemas económicos (y de credibilidad a causa del dopaje) se ve seriamente amenazada de nuevo. Únicamente cinco pruebas se han celebrado esta campaña (Mallorca, Valencia, Murcia, Almería y Andalucía), y sólo cuatro más continúan en pie… pero con asterisco (Ordizia, Burgos, Getxo y la Vuelta a España). Las que cercenó la pandemia piensan ya en 2021 como la mejor opción. Si regresan.
José Luis López Cerrón, presidente de la Federación Española (RFEC), lo explica de forma fácil: "Sin visibilidad no hay retorno. Y sin retorno, a los patrocinadores no les sale rentable y no les interesa invertir dinero. Ni en escuadras, ni en eventos". Marcos Moral, máximo responsable de la Vuelta a Burgos y del Consejo de Ciclismo Profesional, va más allá: "Muchas citas reciben subvenciones públicas vitales. Esas cantidades, con este panorama, se destinarán a urgencias para normalizar la sociedad, no para el deporte. Para 2020 perdimos a Aragón y Amorebieta, antes a La Rioja y bastantes otras. Ojalá no caiga ninguna en 2021, aunque no soy optimista".
Otro inconveniente: con el aplazamiento del Tour, el resto debe buscarse la vida. "A los pobres nos perjudica claramente", se lamenta Moral, que abre otra discusión: "El Movistar nos salva la papeleta. Sin embargo, por participación y recursos, quizá convendría reconvertirse en élite y Sub-23 para fomentar la base si no damos para más. No deseo que cunda el desánimo, pero tampoco negar la realidad". Cerca del 50% del escaparate anual se ha esfumado con el cerrojo del virus. Por eso se prioriza al Tour, ya que supone casi un 70% del impacto total.
Los equipos aguantan, por ahora. El pelotón nacional cuenta en 2020 con el Movistar, del World Tour; Burgos-BH, Caja Rural-Seguros RGA y Euskaltel-Euskadi, profesionales; y Kometa-Xstra y Kern Pharma, de nivel continental. Como adelantó AS, sólo el Burgos, dependiente de dinero público y pequeños patrocinadores, presentó un ERTE para garantizar su viabilidad (que fue aprobado por el Ministerio de Trabajo). Sin embargo, Fran Contador, mánager del Kometa, solicita a la UCI respaldo para los modestos: "Las invitaciones para las competiciones que sí se disputen este curso significarán una ayuda".
Cerrón considera que se enfrentan a un problema de difícil solución con las reprogramaciones: "Buscar hueco a final de temporada a todas las carreras suspendidas resultará complicadísimo, con prioridad para el World Tour. Aparte, las formaciones más humildes se han quedado sin calendario en su tramo, de enero a junio, y no acudirán a las que se recoloquen después al no disponer de wild card, salvo que se negocie. Y hasta que no se controle el virus, se producirán más cancelaciones. El agujero será enorme". Crisis sobre crisis. 2021 pinta aún más feo.
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