Javier Guillén es director de La Vuelta desde 2008 y asiste con la lógica preocupación a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus y sus repercusiones en la sociedad. También a cómo está afectando al deporte en general y al ciclismo en particular, que ha sufrido una ola de cancelaciones de pruebas tan importantes como los monumentos o el Giro de Italia. Mientras trabaja en la próxima edición (14 de agosto al 6 de septiembre) sobre un escenario en el que se pueda desarrollar con normalidad, también confía en la capacidad del evento de adaptarse a otro tipo de situaciones que se puedan dar.

¿Cómo valora la difícil situación en la que se encuentra el ciclismo debido a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus?

Pues con la lógica preocupación, pero no ya por nuestro deporte, sino por la situación de emergencia social que se está viviendo. Las decisiones que se están tomando sobre el calendario ciclista se deben a las medidas que se están implementando desde gobiernos e instituciones, no dependen de los organizadores, sino del marco de la realidad que estamos viviendo. Claro que me pongo en la piel de las pruebas que se han tenido que aplazar y soy consciente de la enorme faena que supone.

Parece inevitable ponerse en el peor de los escenarios. ¿La Vuelta está trabajando ya en un plan B por si la situación no dejase que se desarrolle con normalidad?

Nosotros estamos trabajando como si se fuera a celebrar de manera normal. ¿Plan B? No es cuestión de tener otro plan, porque vemos que la situación cambia a cada momento. Lo que sí tenemos es la convicción de que la Vuelta tiene la capacidad de ajustarse a escenarios diferentes

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¿Está en contacto con instituciones y patrocinadores por la preocupación de que la crisis influya en la normal disputa de la carrera?

Lo primero que hay que tener es prudencia. Estamos en contacto con todos los actores. Pero, por ejemplo, con las instituciones, no creo que sea el momento de distraerlas ahora con algo que se va a celebrar en agosto. Con los patrocinadores, hablamos. Pero en muchos casos son más llamadas de afinidad personal que otra cosa. Ahora lo más importante es salir de esta crisis como sociedad. Y lo que esperamos es que La Vuelta sirva como elemento para aportar ilusión y muestra de que estamos consiguiendo volver a la normalidad.

La UCI planea reconfigurar el calendario para dar cabida a carreras que no se han podido celebrar. ¿Teme que eso le pueda afectar?

Todos estamos pendientes y es normal que la UCI estudie cómo salvar el mayor número de carreras posibles. Eso es bueno para nuestro deporte y sería un triunfo para todo el ciclismo.

Entre las posibles teorías, en Italia ya han planteado que los intereses del Giro debían prevalecer sobre los de la Vuelta, con hipótesis en las que la Vuelta se vería reducida por un posible atraso del Tour... pero dejando intacto al Giro con sus tres semanas.

Son muchas las especulaciones que se están publicando estas semanas y ninguna obedece a un planteamiento realista en el momento actual. Nosotros no podemos salir al quite de todos los comentarios que se hacen en la red de la comunidad ciclista. Todos estamos centrados ahora mismo en apoyar la realización de un Tour de Francia 2020. Es un evento indispensable para nuestro deporte y todos tenemos que ser generosos si hubiese un movimiento de fechas. Somos conscientes del complejo ejercicio que supone reorganizar el calendario. Pero ni Tour ni Vuelta han cambiado sus fechas a día de hoy. las fechas de La Vuelta son las que son y en ningún caso pensamos una Vuelta con menos de 21 etapas.

¿Y la idea que han propuesto ciclistas como Iván García Cortina de una supervuelta que englobe Italia, Francia y España?

Creo que matizó que lo dijo en tono de broma. Es una idea bonita y bucólica. Pero analizándolo de manera fría, si para una carrera grande hace falta un año y pico al menos para organizarla, parece inviable hacer ese proyecto en unos pocos meses salga adelante. Si se plantease para el futuro, se me plantea otra pregunta ¿por qué perder tres grandes para tener sólo una? Porque está claro que una cuarta grande no cabe en el calendario.

Por intentar ver un 'lado positivo', el panorama actual hace pensar que la participación en la Vuelta podría ser fantástica.

Bueno, lo que sé es que cuando regrese la competición todo el mundo va tener muchas ganas de correr, de hacerlo bien, de dejarse ver. Más allá de que venga uno u otro, quiero pensar en que la Vuelta se va a celebrar de manera normal y todo el mundo la recibirá con muchísima ilusión, desde los corredores hasta los aficionados.

¿Cómo cree que va a salir el ciclismo de esta?

Está claro que es un palo para las carreras, para la sostenibilidad de los equipos... Nos enfrentamos a una situación desconocida y creo que la pregunta es ¿cómo vamos a salir como sociedad de esta? Pues el ciclismo lo hará de la misma manera.