¡Prohibido tirar bidones!

Si el ciclismo como deporte es ejemplo de actividad y medio de transporte respetuoso con el medioambiente, la alta competición sabe que tiene una misión: limitar al máximo el impacto de su paso por las zonas en las que transcurre. "En el caso de la Vuelta, somos conscientes de la responsabilidad que conlleva entrar en Sierra Nevada, Lagos de Covadonga y tantas zonas naturales para las que debemos tener planes que minimicen nuestra huella", reflexiona Javier Guillén, director de la grande española del calendario.

Uno de los objetivos principales es eliminar la clásica imagen del pelotón que desecha bidones y envoltorios sin control durante las carreras. Un compromiso que parte desde la propia Unión Ciclista Internacional (UCI), que aprobó esta temporada multas que van desde casi 200 euros hasta mil por tirar basura durante la competición, por lo que la labor de los comisarios también se extiende a cuidar que los ciclistas no ensucien el entorno.

El corredor debe guardar todo, entregarlo al coche o esperar a las zonas habilitadas para ello. Y, aunque en todas las carreras hay multas por este motivo, cada vez es más normal ver a ciclistas que se guardan el papel de algún alimento en vez de tirarlo sin preocupación como se hacía antes. Hasta se han impulsado ideas desde pruebas como la Challenge de Mallorca de premiar a aquellos que más prediquen con el ejemplo.

"De verdad pienso que se está creando una sensibilidad y los corredores están cada vez más concienciados. Es una obligación para todos los estamentos del ciclismo", opina Guillén. En el caso de la Vuelta, no sólo se dedica a cumplir la reglamentación, sino que impulsa proyectos junto a "tres aliados estratégicos en materia de sostenibilidad". Es el caso de Ecovidrio, responsable entre otras iniciativas como la de que el ganador de etapa tire a un contenedor la botella con la que ha celebrado el triunfo (también de los trofeos reciclados o el pelotón verde), como Ecopilas y Ambilamp, responsables de ideas pioneras en cuanto a fomentar el reciclaje de pilas y lámparas.

Sin embargo, UCI y organizadores son conscientes de que deben seguir trabajando en asignaturas pendientes, como puede ser la cantidad de polución que desprenden los vehículos que acompañan a los corredores (cada vez es más normal ver decisiones como la de la Vuelta a Andalucía de llevar coches de bajas emisiones). Todo para que el ciclismo de alta competición pueda seguir ofreciendo espectáculo y fomentando el uso de la bicicleta... sin que haya un excesivo coste para el medioambiente.