La etapa de hoy en el Tour: perfil y recorrido de la jornada 20
Por culpa de los aludes y las previsiones adversas, la organización del Tour recortó la 20ª jornada de 130 kilómetros a 59. Sólo se subirá Val Thorens.
Por culpa de los corrimientos de tierra y las previsiones climatológicas adversas, la organización del Tour decidió recortar la 20ª jornada de 130 kilómetros a 59. Problemas en Roselend y en Longefoy impiden que se incluyan en el recorrido. En origen se había diseñado una etapa entre Albertville y Val Thorens, con un puerto de primera, Roselend (19,9 km al 6%), uno de segunda, Longefoy (6,6 km al 6,5%), y la meta en un coloso alpino de 33,4 km al 5,5% y 2.365 metros de elevación. Ahora, se tratará prácticamente de una cronoescalada larga a Val Thorens. También se retrasa la salida para el pelotón, a las 14:30. La región de la Saboya se encuentra sumida en un caos circulatorio.
Egan Bernal defenderá 48 segundos ante Julian Alaphilippe; 1:16 sobre Geraint Thomas; 1:28 con Steven Kruijswijk; y 1:55 respecto a Emanuel Buchmann. Mikel Landa, sexto (adelantó dos puestos, uno por la retirada de Pinot y otro por el 2:45 cedido por Nairo en el Iseran), se encuentra demasiado alejado, a 4:35. A Bernal no le preocupan ni la escasa extensión ni la elevación. "Cosas peores se han visto, muchas explosiones y muchísimas locuras. Pero en el Ineos estaremos preparados para cualquier desafío. Aparte, ascender a más de 2.000 metros tampoco supondrá un inconveniente. Me siento cómodo y feliz en las alturas, como buen colombiano".
El tijeretazo en el kilometraje cayó como un jarro de agua fría en algunos de los aspirantes, como Kruijswijk y Buchmann, que ambicionan el podio y ven en la decisión una manera de que Alaphilippe se aferre hasta el final a los puestos de honor. Tampoco agradó al Movistar, que deberá conformarse con tres posiciones en el top-ten (Landa va sexto, Nairo, octavo, y Valverde, noveno) después de tres semanas en las que le penalizó jugar diversas cartas. El pelotón nacional dispondrá de la última oportunidad para lograr un triunfo (en París se antoja improbable) y no marcharse de la edición de 2019 del Tour con las manos vacías.