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LA RUTA DEL TOUR

Hinault y Herrera, a sangre para triunfar en el Tour de Francia

Las caídas protagonizaron el final de Saint Étienne. "Cinco puntos de sutura por una etapa merecen la pena", dijo Lucho Herrera. Hinault también entró ensangrentado.

Bernard Hinault.
AFP

Los dos protagonistas de la jornada cruzaron la meta de Saint Étienne con la cara ensangrentada en el Tour de Francia 1985. El ganador de aquella 14ª etapa y el maillot amarillo.

El ganador fue Lucho Herrera, que ya había vencido aquel año en Morzine Avoriaz y el anterior en el Alpe d'Huez. La jornada contenía cinco puertos, pero fue en el penúltimo, Oeillon, donde el colombiano soltó su ataque, a 29 kilómetros. Pedro Delgado intentó seguirle, pero no pudo: "Me asfixié por un catarro". El Jardinerito de Fusagasugá aumentó pronto la ventaja sobre un grupo de ocho corredores, donde iban Lemond y el propio Perico, y coronó con dos minutos. Tras superar la penúltima cota, Chaubouret, se lanzó en un descenso suicida para asegurar el triunfo, pero rodó por los suelos en una curva. Se levantó con un codo, una pierna y el rostro ensangrentados, y aun así llegó victorioso, con 47 segundos sobre los perseguidores. "Nunca he sabido bajar", reconoció en la meta, confirmando la mala fama que tenían entonces los escarabajos. "Pero cinco puntos de sutura (cuatro en la ceja y uno en el pómulo) por una etapa merecen la pena".

El maillot amarillo era Bernard Hinault, que 2:32 minutos más tarde también cruzó la meta con sangre en la cara. Se había roto el tabique nasal en el sprint por la décima posición. Nunca ha quedado claro quién fue el responsable de la caída, aunque El Caimán apuntó a Phil Anderson, con quien siempre mantuvo una mala relación. Otras versiones culpan al campeón de Bélgica, Haghedooren, e incluso a su propio compañero Steve Bauer, que perdió la línea en el embalaje y provocó el accidente de los otros tres. El percance provocó cierta preocupación por la futura salud del líder, cuando todavía quedaban los Pirineos para resolver la contienda, pero Hinault aguantó la prenda hasta el final, entre otras cosas porque la alternativa más fuerte era su compañero Greg LeMond y el equipo La Vie Claire le llevó con el freno echado.