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LA RUTA DEL TOUR

Un sabotaje con clavos y un viaje en el Orient Express

La primera visita del Tour de Francia a Nancy en 1905 fue un desastre. Los aficionados pusieron clavos en el recorrido y 45 ciclistas llegaron fuera de control.

Un sabotaje con clavos y un viaje en el Orient Express

La primera vez que el Tour de Francia visitó Nancy, en 1905, fue un desastre.

El Tour de 1904, la segunda edición de la historia, había tenido un broche decepcionante que hizo temer por el futuro de la carrera. La organización decidió descalificar a los cuatros primeros (Maurice Garin, Pothier, César Garin y Aucouturier) tras verificar sus numerosas trampas, los atajos del recorrido montados en coches o en trenes. Y dio ganador al quinto, Henri Cornet, todavía el vencedor más joven con 19 años y 355 días.

Los responsables de L'Auto tomaron medidas preventivas: el kilometraje se acortó para no competir durante la noche, se aumentó el número de etapas (de 6 a 11) y se cambió la clasificación general por tiempos por otra fórmula por puntos.

Aun sí, no fueron suficientes para amansar la furia de los aficionados, que sembraron de clavos el recorrido de la primera etapa, entre París y Nancy. La primera zona de conflicto, entre Meaux y Châlons sur Marne, fue una hecatombe que dejó a solo siete corredores en cabeza. Quienes no pudieron cambiar de bicicleta o reparar la avería, se quedaron rezagados. En Vitry le François regresaron los clavos y la ruta volvió a ser impracticable. El caos se había impuesto en la primera jornada del Tour.

 Al cierre del control, cinco horas y media después del vencedor, Louis Trousselier, tan sólo habían llegado 15 ciclistas de los 60 que habían tomado la salida. Los más retrasados tardaron 12 horas. Henri Desgrange estaba desesperado, incluso pensó en parar el Tour en Nancy. Menos mal que sus colaboradores le disuadieron para continuar. A cambio, el patrón decidió repescar a todos los corredores, incluidos aquellos que no habían terminado.

Entre esos repescados estaba Lucien Petit-Breton, que ante la impotencia de no poder reparar su bici, había tomado un tren y regresado a París. Allí se encontró con el periodista Robert Coquelle, director del velódromo de Buffalo, que se extrañó mucho de verle. "Conociendo a Desgrange, seguro que readmite a todos", le dijo al Argentino, a la par que le ayudó con una gestión telefónica. Petit-Breton volvió al Tour en el Orient Express y retomó la carrera, aunque con 70 puntos de penalización.