Cima Campo (18,7 km al 5,9%), Passo Manghen (18,9 km al 7,6%, Cima Coppi del Giro de 2019 a sus 2.047 metros de altitud tras la anulación del Gavia), Passo Rolle (20,6 km al 4,7%), Croce d’Aune (11,1 km al 5,5%) y, como final en alto, el Monte Avena (6,9 km al 7,3%). Un tappone dolomítico de 194 kilómetros y cinco colosos que se convertirá en la última ocasión para abrir diferencias de cara a la crono de Verona.

A Mikel Landa, a 1:09 de Vincenzo Nibali y a 47 segundos de Primoz Roglic, no le queda otra: “Me gustaría alcanzar el cajón del Giro. Sé que primero debemos defender la maglia rosa de Richie (Carapaz), pero deseo aprovechar cualquier oportunidad si se presenta”. En su guerra psicológica, Nibali dijo ayer que ve “más en forma” a Landa. Y Carapaz lo confirmó: “Podemos decir que sí”. Aunque también tiró de galones: “Mikel ha asegurado con sus propias palabras que estará a mi servicio”.

El siciliano dispone únicamente de 22 segundos sobre Roglic: “Así me saca del segundo puesto, pero lo único que me importa lo sabe todo el mundo: la primera posición”. Nibali plantea un escenario que rechazan de lleno en el Movistar: que un ataque de Landa le sirva de trampolín para desbancar a Carapaz (se encuentra a 1:54). Max Sciandri, director del equipo telefónico, explicó que el vasco actuará únicamente en función del rosa: “Aunque nos favorece contar una segunda baza, trabajará en defensa de la maglia. Si le subimos al podio, mejor, pero la estrategia la tenemos clara”.