Roglic y Kuss: de los saltos de esquí y el hockey al Jumbo
El líder del Giro de 2019 y uno de sus principales gregarios para la montaña tienen un pasado común en los deportes de invierno antes del ciclismo.
Primoz Roglic, primera maglia rosa del Giro de 2019, no tocó una bicicleta en serio hasta los 21 años. El esloveno, ahora de 29, fue campeón del mundo júnior por equipos en 2007 en saltos de esquí. Una dura caída, "con fractura de nariz y de costillas, contusión cerebral y el cuerpo molido", le condujo a coger la bici. Primero como medio de recuperación para mantenerse en forma, después para convertirla en su profesión. En 2013 debutó con el modesto Adria de su país, equipo continental en el que permaneció hasta 2016, temporada en la que recaló en la estructura del Jumbo-Visma.
"De mi época como saltador me quedé con la flexibilidad y la explosividad, dos características que me han venido muy bien en mi cambio al ciclismo. Al comprobar que no iba a rendir en los saltos como uno de los mejores decidí buscar otras motivaciones. Y como corredor he hallado lo que deseaba", analiza Roglic. En 2016 debutó en el Giro con victoria en la crono de Chianti; en 2017 descubrió el Tour y se anotó la jornada del Galibier; y en 2018 concluyó cuarto y ganó una durísima etapa pirenaica en la ronda gala. "Me toca alcanzar el podio de una grande ya, y quién sabe si el primer puesto… aunque noto la presión de que me señalen como el máximo favorito".
En 2019, Roglic ha conquistado las tres competiciones en las que se ha inscrito: UAE, Tirreno y Romandía, las tres del World Tour. Sólo Julian Alaphilippe, con nueve, lleva más triunfos en el curso que él, que suma ocho entre parciales y generales. La contrarreloj de San Luca refrendó su condición de rival a batir: "No creo que haya alcanzado la plenitud física todavía, ni que me desinfle en la última semana: he planificado la carrera al milímetro. Vencer de inicio y lograr el primer rosa para Eslovenia se traduce en más confianza y en que las cosas marchan según lo previsto".
Casualidad, uno de los gregarios llamados a defender sus intereses en la montaña, Sepp Kuss, norteamericano de 24 años, también empezó en un deporte de invierno: el hockey hielo. "Lo practiqué hasta los 16 en mi ciudad natal de Durango, en Colorado. Con las temperaturas que sufrimos en invierno, a cualquier niño le encantaba coger el stick y salir a la calle a jugar". Ese periodo le dejó su número preferido, el 26, que portaba en su camiseta, y una "importante capacidad de decisión y de coordinación". "Eso sí, no me gustaban los golpes". Del hockey, al mountain bike… y a la carretera. Ganador del Tour de Utah en 2018, para Kuss supondrá "un honor trabajar para Roglic". Antwan Tolhoek no cambió drásticamente de disciplina, compaginó de niño patinaje de velocidad y bici, ya que su padre, Patrick, fue profesional y disputó el Tour. Desde 2013 se dedicó de lleno al ciclismo. "Protegeremos el rosa hasta Verona".