Para el Giro no existe polémica: azafatas y 'paragüeras'
La ronda italiana ha optado por mantenerlas a diferencia de la Vuelta, que eliminó el beso del podio y añadió un hombre. El Tour, tras meditarlo, seguirá la línea de la Corsa Rosa.
Como prometió en marzo, el Giro de Italia aún conserva íntegra la tradición de utilizar azafatas en sus podios. El año pasado, la Vuelta ya tomó la decisión de modificarla y en su última edición ya no sólo empleó a mujeres, sino que dispuso también de un hombre para la entrega de premios y maillots. Hasta la nomenclatura y el protocolo cambiaron: pasaron a denominarse asistentes y asistentas de podio y se acabó con el clásico beso a los ganadores.
El Tour pareció recoger el guante y el pasado marzo anunció que podría imitar a la ronda española para 2018. En abril se retractó. Casi al mismo tiempo Mauro Vegni, director del Giro, apuntaba en sentido opuesto: "RCS Sport (organizadora del Giro) cree que en este momento concreto eliminar a las chicas de los podios de los eventos deportivos es una moda pasajera”. Pasajera o no, lo cierto es que cada vez está más extendida.
Otras carreras ciclistas como el Tour Down Under (los primeros en hacerlo, a principios de 2017), la Volta a Catalunya, la Vuelta a Mallorca, la Volta a Valencia o la Vuelta al País Vasco han dado ya el paso de prescindir de las azafatas. En otros deportes, como la Fórmula 1, misma tónica. En febrero, Liberty Media, propietarios de la competición desde 2016, decidieron sustituir a las azafatas, conocidas como Grid Girls (chicas de la parrilla) por Grid Kids (niños).
"Sentimos que esta costumbre no cuadra con nuestros valores de marca y claramente no concuerda con las normas de sociedad moderna", declaró entonces Sam Bratches, director de operaciones de Fórmula 1. Algunas de las chicas se quejaron ante la pérdida de oportunidades de trabajo que se pagan a entre 500 y 600 euros el fin de semana.
Por su parte, las azafatas de la Vuelta, en reportaje de este diario durante la edición de 2017, quitaban hierro al asunto: “Me parece que no tiene la relevancia que se le ha dado, no pasaba nada cuando se le daban besos ni tampoco ahora”. En esas anda el Giro, donde esta semana se pudo ver a hostess, como las llaman en italiano, cobijando al líder Dumoulin bajo un paraguas o besando a Elia Viviani en las mejillas tras sus dos victorias de etapa.
