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Vuelta a España | 15ª etapa

Tres hombres en la carretera

Pelea entre Alberto Contador, Alejandro Valverde y Purito Rodríguez con Chris Froome de fondo. Niemiec, el polaco del Lampre, ganó en vísperas de la etapa reina de hoy.

Purito, Contador y Valverde se atacaron durante la subida a Los Lagos sin perder de vista a Froome.
Jesús Rubio

Lo que pasó fue fantástico y lo que viene podría serlo más. La felicidad es eso, también en el deporte. Disfrutar del presente y del futuro que asoma. Vivir en la antesala de una etapa reina y al día siguiente despertarse igual. La Vuelta a España capturó ayer, rendidos y desarmados, a los últimos resistentes. Hoy no habrá aficionado o paseante que no mire, que no tenga favorito. Objetivo cumplido, por tanto: a falta de declarar un campeón, la carrera (léase el ciclismo) ya ha ganado.

La ascensión a Los Lagos tuvo todo lo que se pide a una escalada en bicicleta. Para empezar, batalla. Después, emoción. Y en último lugar, un poco de angustia. Añadan un escenario imponente y un público numeroso, pero mayoritariamente educado. También en este sentido la Vuelta está ganando la partida a Giro y Tour: aunque no faltan los domingueros, nuestras cunetas están a salvo de tipos en triquini, nudistas al abordaje y otros exhibicionistas ociosos.

Hay otro aspecto que engrandece cuanto ocurre. La rivalidad de Contador, Valverde y Purito, la misma que disfrutamos en 2012, tiene los ingredientes de los enfrentamientos clásicos, esos que convocan a partidarios de uno u otro ciclista en defensa de un estilo o de un carácter. Son tres tipos admirables, si bien demasiado diferentes como para no decantarse por uno de ellos.

La presencia de un enemigo extranjero completa la ecuación del éxito, y Froome cumple a la perfección su papel. Su manera de descolgarse y regresar al grupo le equipara a esos malvados de Hollywood que nunca terminan de morir, por mucho que uno los crea en el fondo del mar o de un lago de Covadonga.

Así transcurrió gran parte de la subida, con los españoles sacudiendo las piernas, intentando despegarse el chicle de Froome. El primer objetivo de cada ataque de Contador (unos cien) fue ese. Librarse del ciclista que más le inquieta y que más le ha inquietado jamás (así lo admitió luego ante las cámaras de TVE). Valverde y Purito se contagiaron de esa obsesión. Los tres escalaron mirando hacia atrás, sin atender la escasa ventaja del polaco Niemiec (ganador de la etapa), aliviados cuando se alejaba Froome y maldiciendo cuando recuperaba terreno. El tira y afloja resultó sencillamente formidable.

En meta, Valverde y Purito tomaron cinco segundos a Contador, además de la correspondiente bonificación (6 y 3). Froome llegó siete segundos más tarde que el líder, después de una docena de derrumbes y otras tantas resurrecciones. La clasificación general cambia un poco para no cambiar apenas nada. Contador sigue vestido de rojo, con Valverde a 31 segundos y Purito y Froome a 1:20. No hay nadie más en los alrededores.

Hoy proseguirán la disputa camino de La Farrapona, etapa reina de la Vuelta y triple salto mortal con tirabuzón de categoría especial. Será la enésima emoción de una carrera que todavía se reserva sorpresas. La vida es bella, a veces.