Tambores de guerra en la Vuelta

VUELTA A ESPAÑA | 13ª ETAPA

Tambores de guerra en la Vuelta

Tambores de guerra en la Vuelta

Jesús Rubio

Ganó el diamante francés Barguil de 21 años, ganador del Tour del Porvenir 2012, que fue el más listo en una escapada de nueve corredores. Purito enseñó los dientes.

Con ustedes, Warren Barguil, el último de los franceses llamados a rescatar al ciclismo de su país, sin un ganador del Tour desde Hinault en 1985. No es fácil imaginar mejor presentación para el enésimo delfín que un triunfo en la Vuelta con 21 años (Fignon se estrenó con 22). Quizá, quién sabe, él sea el hombre. De momento, es el chico de oro.

El pedigrí de Barguil no sólo le viene de haber sido ganador del Tour del Porvenir la pasada temporada. Esa carrera reparte más pistas falsas que ciertas. Después de 52 ediciones, sólo la han conquistado cuatro ganadores del Tour: Zoetemelk (1969), Lemond (1982), Indurain (1986) y Fignon (1988). Este mismo verano se la ha apuntado el murciano Rubén Fernández, del que esperamos que se convierta en excepción a la regla de promesas incumplidas. Pero como indicaba, los buenos augurios que acompañan a Barguil trascienden sus resultados deportivos. Más importante que todo eso es que el muchacho nació Bretaña, al igual que Petit-Bretón (ganador de los Tours de 1907 y 1908), Robic (1947), Bobet (1953, 54 y 55) e Hinault (1978, 79, 81, 82 y 85). Tendría su gracia (y su encanto) que fuera otro bretón el que rompiera el maleficio del ciclismo francés en las tres últimas décadas.

Aunque por su origen le llaman el Pequeño Caimán (el caimán grande fue Hinault), Barguil tiene más parecido físico (y estético) con Richard Virenque. Es alto (1,83), flaquísimo (60 kilos) y luce la misma sonrisa adolescente que redondeó las aventuras y desventuras de Virenque. Las diferencias entre ellos se irán observando con el tiempo. De momento, Barguil se declara partidario de las sanciones de por vida para los ciclistas que den positivo.

El mérito del muchacho no sólo fue imponerse ayer a unos compañeros de fuga más veteranos (Scarponi, Mollema, Zandio, Txurruka o Santaromita). Su primer éxito fue no retirarse después de una caída en Granada, cuando era 19º en la general (en meta perdió 25:24). Superado ese escollo, en el castillo de Castelldefels sólo tuvo que aprovecharse de su anonimato y de sus magníficas piernas de escalador.

Su victoria culminó la primera escapada con premio. En una salida frenética, una veintena de ciclistas tomaron ventaja. Entre ellos, tres ganadores del Porvenir: Egoi Martínez (2003), Mollema (2007) y Barguil (2012). La trisca no cesó nunca, por delante y por detrás. Mientras la fuga se repartía leña para levantar un fuerte, Purito y Roche se dejaban ver en el Rat Penat. Todo descarnado, áspero y agotador.

Y hoy, más, Pirineos. Durísimos. Incluso provocadores. Para los 176 valientes que siguen en carrera llega un puerto que es un insulto: la Gallina.

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