Ciclismo | 103ª Milán-San Remo

Gerrans se sirve de Cancellara y Freire se despide séptimo

La carrera se rompió en el Poggio

Ha sido, si no cambia de opinión, su última Milán-San Remo, una carrera que le ha visto ganar tres veces (2004, 2007 y 2010). Óscar Freire no pudo despedirse con su cuarta Classicissima, pero poco se le puede recriminar porque aspiró al triunfo hasta el final. Acabó séptimo, una digna clasificación para alguien que desde que debutó en 2000 siempre ha quedado entre los diez primeros menos en 2011, cuando sufrió una caída.

Se va Freire, pero sigue el espectáculo. Ayer no ganó ni el ciclista (Cancellara) ni el equipo (Liquigas) más fuertes. Venció el más listo: Simon Gerrans, que se había estudiado el guión de memoria y supo aprovecharlo.

La mecha la encendió el Liquigas en la subida al Poggio, como estaba previsto. Primero soltó a Agnoli, a quien secundó con valentía el cántabro Madrazo. Pero aún era fogueo. La traca explotó cuando partió Nibali. Y ahí ya respondieron Gerrans y Cancellara. Si al final este trío formó el corte definitivo tuvo dos explicaciones: una, que la locomotora suiza se puso al frente de la fuga, y dos, que nadie ayudó en la caza al Katusha de Freire, que tiró con Paolini y Florencio (11º en la meta).

Simon Gerrans se supo servir del trabajo de Cancellara, le batió al sprint y, de paso, desbancó a Valverde del liderato del WorldTour. Por detrás Sagan, la otra bala del Liquigas, vencía en el grupo perseguidor... Con Freire séptimo en su ilustre adiós.

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