Martin reventó el crono y desesperó a Cancellara

Robbie McEwen, el bravo sprinter australiano, pronosticó en Twitter que las curvas técnicas iban a decidir a favor de Fabian Cancellara en la contrarreloj del Mundial de Copenhague. Se equivocó en casi todo. La carrera sí nos dejó la imagen de una curva, el último giro antes de llegar a la meta. Allí, un descentrado y desesperado Espartaco entró pasado de rosca y se fue hacia las vallas. El tiempo perdido en ese desliz le dejó sin medalla de plata, que se colgó Bradley Wiggins. La de oro ya era propiedad de Tony Martin. Incontestable. El reinado del tetracampeón Cancellara había llegado a su fin.

El nuevo monarca es un alemán de 26 años, que ya había ganado el bronce en las dos ediciones anteriores. "Fue mi día y mi carrera... El sueño del arcoíris. Pero esto no es más que el principio de Tony Martin", dijo, crecido, el nuevo campeón del mundo. El germano anuncia un largo reinado. Ya se verá. De momento sí es el gran dominador de la especialidad esta temporada. De sus nueve victorias en 2011, siete han sido contrarreloj y las otras dos las generales de la París-Niza y el Algarve. Entre esos éxitos están los cronos de Grenoble en el Tour de Francia y de Salamanca en la Vuelta a España. En ambas compitió Cancellara: el rey depuesto.

A 51,8 km/h.

El triunfo de Tony Martin no tuvo réplica. Marcó el mejor tiempo en todos los pasos intermedios y fue aumentando su ventaja hasta imponerse con 1:15 minutos a Wiggins y con 1:20 a Cancellara. Su promedio de velocidad fue de 51,813 km/h. Un rodillo sobre ruedas.

"Todavía no me puedo explicar cómo ha rodado Martin a más de 51 kilómetros por hora y me ha podido sacar tres minutos y medio", exclamó, sorprendido, Jonathan Castroviejo, el mejor español ayer en una prometedora undécima posición. El vasco de 24 años se estrenaba en unos Mundiales con el objetivo de aprender. Sin más. Llevaba un mes sin competir. Y aun así dejó la sensación de que aquí hay futuro.