Tour de Francia | Etapa 1

Se cruzó un gato negro

Contador, cortado por una caída, pierde 1:14 con Andy Schleck

Esto es el Tour, la vida. De pronto, un espectador se acerca demasiado a los ciclistas, o tal vez es un corredor el que apura en exceso, atraído por el vértigo de un tipo vestido de amarillo, mal color si no eres ciclista o brasileiro. La consecuencia es una montonera que derriba corredores de lado a lado de la carretera como fichas del dominó. A 8,8 kilómetros de meta la segunda mitad del pelotón queda colapsada por un amasijo de bicicletas de 9.000 euros. Contador no debía estar allí, pero lo estaba. Por delante tardan unos segundos en comprender. Por detrás tardan más aún.

En un abrir y cerrar de ojos, ambos grupos están separados por medio minuto. Al rato, 40 segundos. Lo extraño es que no hay rabiosos favoritos tirando por delante ni desesperados compañeros de Contador relevándose por detrás. No hay escenas heroicas, quiero decir. Los de arriba se mueven con la inercia de cualquier sprint y los que persiguen lo hacen sin devorar el viento. El gesto de Contador no es el de un campeón contra las cuerdas. No grita, ni releva, ni maldice. Da la impresión de estar abatido, como aquel Indurain de Les Arcs, el de la saliva con arena.

A 1,8 kilómetros de meta, una nueva caída, esta vez en el grupo de cabeza. Andy Schleck, Basso y Wiggins se cuentan entre los afectados. Su fortuna es que el accidente se produce dentro de los tres últimos kilómetros, distancia en la que ya no se suman diferencias por caídas. Lo saben y es muy probable que, tras sacudirse el polvo, sonrían.

Entretanto, los más adelantados llegan al Monte de las Alondras con la fiereza de la legión romana (Legión Alaudae) que dio nombre al pico en tiempos de Astérix. Por allí desfilan los valientes habituales: Vinokourov, Voeckler (que es de la tierra), Cancellara y, por fin, el gran Philippe Gilbert. La moda es llamarle Phil Gil, pero nos resistiremos. No lo merece: la pena es no conocer su segundo nombre y apellido materno para citarlo todo de corrido: Philippe Leon Gilbert Furieux. Nadie le resiste el arreón y Gilbert suma su 13ª victoria de una temporada de ensueño: Amstel, Flecha Valona y Lieja. También el amarillo del Tour. Tras él se presenta Cadel Evans, 34 años de viejo zorro. En resumen: Contador pierde 1:14 con Andy Schleck, que cruza la meta en su mismo grupo, para más recochineo.

De cero.

Es la vida. Y cuando cierra puertas, abre ventanas. Contador ha pasado de ser un ciclista en libertad provisional, silbado, a un campeón en problemas, observado con cierta piedad. Quien pedía un castigo, aquí lo tiene. Ahora volvamos a empezar. Hoy empieza el Tour con una crono por equipos y los favoritos son los otros. Ganar será una proeza. Recojan de la cuneta al tipo de amarillo. Quizá haya que darle las gracias.

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