Tour de Francia | La ruta del Tour

España es cuna de escaladores

Bernardo Salazar

Escribo bajo la satisfacción que me ha producido contemplar el triunfo de Alberto Contador en la ascensión a Verbier. Los aficionados al ciclismo admiran con mayor énfasis a los corredores capaces de planear majestuosamente por las altas cumbres.

Hay corredores especialmente dotados para ello, los grimpeurs, y en España hemos tenido una amplia muestra. No existe un tipo concreto de escalador. Los hay de pequeña talla y escaso peso que imprimen a la bicicleta bruscas aceleraciones insoportables para sus rivales. Esa forma de ascender "a saltos" sorprendió a Desgrange cuando observó a Vicente Trueba y de ahí que le bautizase con el apodo de La Pulga. Posteriormente fueron ejemplo Julito Jiménez y Lucien Van Impe. Hay otros cuyo bajo ritmo de pulsaciones les permite mantener un esfuerzo continuado, a tren, que imposibilita al resto para seguir su rueda, como Lucien Buysse o Gino Bartali, El fraile Volador.

Los hubo que ascendían sentados, a base de la potencia de su pedalada, con elegancia, como Alfredo Binda o Charly Gaul, El Ángel de la Montaña. El más grande de los grimpeurs puros, Federico Martín Bahamontes, El Águila de Toledo, se ponía en pie sobre los pedales e imprimía un ritmo frenético que destrozaba a sus adversarios.

Se han modernizado las carreteras, las bicicletas, las tácticas pero permanecen los hombres, los escaladores, capaces de hacernos sentir que a base de voluntad, esfuerzo y clase se puede llegar alcanzar la gloria y el triunfo, como Alberto Contador.

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