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Tavares, en modo Sabonis

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Un día después de que el Barça sacara el billete a la Final Four por la vía rápida, el Real Madrid afrontaba su segundo match-ball ante el Partizán en Belgrado. Igual que ya ocurrió el martes, sólo la victoria mantenía vivo al equipo blanco. Y eso es lo que volvió a hacer el Madrid, en esta ocasión para devolver a la capital española el partido definitivo. Entonces sí será a todo o nada. Sólo el ganador viajará a Kaunas, donde espera precisamente el Barcelona en semifinales. El Euroclásico todavía es posible. ¿Quién lo hubiera dicho hace una semana? Apunten la fecha: miércoles 10, a las 21:00. Una cita que puede entrar por la puerta grande de la historia de la Euroliga, porque nunca nadie ha remontado un 2-0 en un playoff. La eliminatoria ha dado la vuelta, como un calcetín, y ahora son los de Chus Mateo quienes tienen el pronóstico a favor, con la inercia de dos triunfos consecutivos, con Edy Tavares en modo Sabonis, y con el Palacio como territorio amigo.

No se puede cantar victoria, claro. Este Partizán que jugó el cuarto partido siempre a remolque, bloqueado, sin la fluidez de otros lances, sólo con Zach LeDay verdaderamente inspirado, también es el mismo que conquistó el pabellón madridista en dos ocasiones, la segunda de ellas con aplastante nitidez, aunque sin Tavares en cancha, todo hay que decirlo. Con un añadido: las dos victorias partisanas llegaron de la mano de su estrella, Kevin Punter, que se ha perdido los dos choques en Serbia por aquella famosa gresca que, visto lo visto, ha perjudicado más con sus sanciones al equipo que no empezó la tangana. Para refrescar memorias: todo explotó con la antideportiva de Sergio Llull. Dice el refrán que ‘dos no pelean si uno no quiere’. Así que es posible que los jugadores del Partizán se estén ya arrepintiendo de levantar el puño cuando no debían. El regreso de Punter y la presumible ausencia del lesionado Gabriel Deck pueden decantar el quinto. O quizá no. Todo puede pasar aún. La historia espera.