Una noche retro en Philadelphia
Con los uniformes negros de la histórica temporada 2000-01, la de sus últimas Finales, los Sixers superan a los Raptors. En Cleveland, los Cavaliers remontan contra los Bulls.
Poco a poco, ahora con cuatro victorias seguidas después de llevarse un partido de vaivenes contra los Bulls (128-122), los Cavaliers se acercan a la cabeza del Este, el lugar en el que tendrían que pasarse la temporada, una en la que la exigencia es máxima: llegar a las Finales, pelear por el título. Es lo que se cree en Ohio después de las 64 victorias de la temporada pasada, de unos playoffs en los que están seguros de que sin lesiones habrían llegado muchos más lejos (cayeron en segunda ronda, contra los Pacers) y de, además, redoblar la apuesta con el equipo más caro de la historia de la NBA: 392,3 millones de dólares, 228,5 en salarios y 163,7 (una barbaridad) en multas por superar los límites.
Es ahora un 7-3 que pone a los Cavs justo por delante de unos Bulls (6-3) que han sido una de las noticias de este arranque de curso y que tuvieron en las manos una victoria de prestigio… que además habría aumentado las dudas de un rival otra vez sin Darius Garland y todavía sin Max Strus. Y que sigue sin tener ni la más mínima fiabilidad en la defensa exterior (los Bulls arrancaron con un 10/14 en triples) ni un rendimiento óptimo de Jarrett Allen, demasiadas veces en este curso un eslabón interior débil que esta vez corrigió Evan Mobley cuando se desperezó en la segunda parte. Los Bulls perdieron a pesar de que tuvieron ventajas de 19 puntos en la primera parte, mandaban por 16 (56-72) al descanso y manejaban seis puntos de ventaja (116-112) en los minutos finales, cerrados con un parcial local de 12-0, los ocho primeros puntos de Donovan Mitchell.
El escolta también tardó en poner el despertador, pero vaya si lo hizo. Tres puntos (1/10 en tiros) en la primera parte, 26 en la segunda (9/14), 13 de ellos en el último cuarto (29 en total) para asegurar uno de esos triunfos que evitan murmullos en Cleveland. Mobley acabó con 24 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias, y De’Andre Hunter con 29 puntos. Los Bulls perdieron a pesar de que firmaron un 33/36 en tiros libres, un 13/29 en triples y un 18-58 en puntos de banquillos. Así que fue una oportunidad desperdiciada, sobre todo por la mala ejecución en los minutos decisivos. Isaac Okoro regresó a Cleveland con la eficacia en ataque (19 puntos) que la habría permitido seguir en los Cavs. Tre Jones y Josh Giddey aprovecharon la debilidad exterior de los Cavs y el banquillo acercó (Jalen Smith, Kevin Huerter, Ayo Dosunmu, Patrick Williams) una victoria que finalmente se escapó.
Una versión prometedora de Embiid
Seguramente, el otro partido más destacado de la Conferencia Este se jugó en Philadelphia. Aunque solo sea porque los Sixers homenajearon por primera vez (habrá más) al equipo de la temporada 2000-01. Un cuarto de siglo después, el último de la franquicia que ganó la Conferencia y jugó unas Finales en las que arrancó 0-1 contra los Lakers de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant. Ahí, a tres victorias de la gloria, desapareció la esperanza: cuatro derrotas seguidas y fuera de una lucha por el título a la que no han vuelto unos Sixers que recuperaron contra los Raptors (130-120) aquellos uniformes negros y jugador también en una pista adecuada a esa estética, logo retro incluido.
a classic night.
— Philadelphia 76ers (@sixers) November 9, 2025
goodnight y’all 👋 pic.twitter.com/XbbNpUXb3B
Aquel equipo reunió al MVP (Allen Iverson), al Defensor del Año (Dikembe Mutombo), al Mejor Sexto Hombre (Aaron McKey) y al Mejor Entrenador (Larry Brown). Este no tiene tantas cosas, claro, pero al menos (6-3 ahora) se mueve en un tono competitivo más saludable que el del pasado curso. Contra unos Raptors en crecida (llevaban cuatro victorias seguidas, están ahora 5-5), hicieron lo suficiente para amarrar el triunfo. Primero volteando el partido en el segundo cuarto tras el 33-43 del primero y, en la recta final, con un definitivo 6-0 cuando la temperatura estaba en máximos (119-116 a 3:25 del cierre).
El alero Trendon Watford (25 años, no drafteado en 2021) jugó un partidazo en su primera noche como titular de los Sixers (también primer triple-doble: 20 puntos, 17 rebotes, 10 asistencias). Es una opción excelente en el quinteto, un puente entre unos guards más anotadores que creadores y un Joel Embiid muy lejos de la movilidad física que tenía hace unos años. Watford sirve como pegamento del quinteto, rebotea, bota y crea, descarga a Tyrese Maxey (31 puntos) y ayuda a que se noten menos los problemas de crecimiento que todavía va a tener, obviamente, VJ Edgecombe (esta vez, 11 puntos con 15 tiros). Además, Joel Embiid (29+6+4) jugó seguramente su mejor partido de la temporada. No es el pívot que fue, claro, pero contra un rival pequeño (no jugó Jakob Poeltl) anotó con eficiencia, hizo buenas lecturas para encontrar a los compañeros en movimiento y se hizo sentir en defensa. Un pequeño recuerdo de lo que fue.
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Los Raptors dejaron escapar un partido que varias veces sintieron que podían ganar. Pero, desde luego, están mejor que en un inicio de temporada espantoso en el que su defensa parecía incapaz de adquirir sentido. Brandon Ingram acabó con 21 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias, RJ Barrett con 22 puntos y 6 asistencias, Scottie Barnes con 18+5+4, Immanuel Quickley con 22+6+6… y también jugó buenos minutos el rookie, pick 9 del último draft, Collin Murray-Boyles.
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