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LOS ANGELES LAKERS

Lakers 2001: Kobe, Shaq y ¿los mejores 'playoffs' de la historia?

En 2001, Kobe y Shaq lideraron a los Lakers en unos playoffs casi perfectos: 15-1. Los Sixers de Moses y los Warriors de 2017, la competencia histórica.

En 2001, Kobe y Shaq lideraron a los Lakers en unos playoffs casi perfectos: 15-1, con solo una derrota ante los Sixers de Iverson. En 2017, los Warriors hicieron un 16-1.
Wally SkalijLos Angeles Times via Getty Imag

Es difícil saber cuál ha sido el mejor equipo de la historia. Los Celtics de Bill Russell, los Bulls de Michael Jordan o la reciente dinastía de los Warriors suelen ocupar muchas portadas de este debate. Los 11 anillos en 13 años (8 consecutivos) de los verdes, el 72-10 y los 6 campeonatos del equipo de Chicago o el 73-9, los tres títulos y las cinco Finales consecutivas de Golden State pesan mucho en cualquier debate. También se habla de los Lakers de Magic Johnson o los Celtics, esta vez, de Larry Bird. Y hay quien, con mucha memoria, se acuerda tímidamente de George Mikan y esos Lakers que estaban en Minneapolis y que fueron miembros fundadores de la mejor Liga del mundo. Hay mucho donde elegir, donde buscar y donde encontrar, infinidad de argumentos que dar a favor de unos u otros y muchas discusiones (en el buen sentido de la palabra) que confluyen en un denominador común: lo que hicieron estos equipos fue enamorar al mundo y permitir a la NBA tener el honor de presumir del juego más cautivador del planeta.

Sin embargo, determinados momentos de equipos muy concretos pueden modificar ligeramente el debate. El prime de esos conjuntos, en instantes soberbios que han parecido imbatibles, hace que nos preguntemos si alguien les podría haber batido. Es, por ejemplo, el caso de los Lakers de 2001, los de Kobe Bryant, Shaquille O'Neal y Phil Jackson. Una plantilla peor que el año anterior, que hizo una temporada regular bastante cuestionable, pero unos playoffs absolutamente históricos en los que parecieron realmente inexpugnables: 15-1, pasando por encima de Blazers, Kings y Spurs, y siendo batidos únicamente por los Sixers de Allen Iverson y esos 48 puntos en el primer partido de las Finales, con prórroga incluida, en un día para la historia que permitió a la estrella de los Sixers acostrarse, esa noche, como el mejor jugador del planeta.

Ha habido otros dos equipos que solo sumaron una derrota en playoffs: los Sixers de Julius Erving, Moses Malone y su fo, fo, fo, y los ya mencionados Warriors. Los primeros no cumplieron de milagro los pronósticos de su pívot y perdieron un partido para un récord de 12-1 en una época en la que los dos primeros de cada Conferencia jugaban directamente las semifinales. Cayeron en el tercer partido de las finales de la Conferencia Este ante los Bucks (los de Sidney Moncrief y Don Nelson en el banquillo) y arrollaron a los Lakers de Magic y Kareem en las Finales, con 26 puntos y 18 rebotes de promedio de Moses. Los Warriors dominaron como nadie en 2017, ya con Kevin Durant en la plantilla, y llegaron a ganar 15 partidos consecutivos en la fase final antes de caer ante los Cavaliers en el tercer encuentro de las Finales. El 16-1 es, además, la mejor marca histórica, pero de forma circunstancial, ya que los Sixers accedieron directamente a semifinales y en la época de los Lakers, la primera ronda era al mejor de 5 partidos, una norma que cambió a partir de 2003. Eso sí, esos Warriors

Un nivel superlativo

Lo de los Lakers en 2001 fue sencillamente mágico. Los Lakers iban 48-26 con 8 partidos por delante para el final de la temporada regular. A Phil Jackson siempre le gustaba acabar bien para encarar los playoffs en buena forma, y ese año sus deseos se vieron cumplidos: 8 victorias consecutivas para adelantar a los Kings en la clasificación dejar atrás a Maveris y Jazz y hacerse con el segundo puesto de la Conferencia Oeste tras los Spurs. Y unos playoffs con un condicionante importante: los rivales con los que se cruzaron eran superlativos, enormérrimos. Rivales de peso en cuyas previas muchos no sabían discernir cuál era el favorito. Blazers, Kings y Spurs fueron los contrincantes que los Lakers aplastaron sin pudor, como si de hormigas se trataran. Con una superioridad absoluta.

Los Lakers afrontaban la 2000-01 meses después de ganar el anillo. A.C Green y John Salley salían del equipo y Horace Grant, miembro del primer big-three de los Bulls, ocupaba la posición de ala-pívot con Robert Horry todavía de suplente. Ron Harper alargaría un año más su carrera antes de afrontar una retirada eternamente postergada y ejercería de mentor de Kobe un año más, pero se lesionó y Derek Fisher dio el salto a la titularidad. Con Kobe de escolta y Shaq de pívot, el otro miembro del quinteto sería Rick Fox. Y con gente como Brian Shaw y Tyron Lue en el banquillo, los angelinos afrontaron unos playoffs en los que Horry fue teniendo cada vez más minutos en detrimiento de Grant: Jackson prefería un cuatro abierto, que pudiera lanzar y que hiciera bascular bien el balón, algo clave para el triángulo. Y ante quintetos más pequeños, especialmente en las Finales, Horry tuvo más minutos que Grant, mientras que ambos se encargaron de la defensa de Tim Duncan en las finales del Oeste.

La primera víctima fueron los Blazers: 27 puntos y 15,7 rebotes de Shaq, 25 puntos y 7,7 asistencias para Kobe. En semifinales tocaban los divertidos Kings de Rick Adelman: Webber, Divac, Stojakovic, Christie, Jason Williams y compañía. En los dos primeros partidos, Shaq sumó más de 40 puntos y 20 rebotes de forma consecuitiva, algo que jamás había tenido lugar. En el tercer encuentro, Kobe se fue a 36 puntos y, en el cuarto, a 48, con 16 rebotes. Los Lakers viajaron a San Antonio imbatidos y Kobe siguió su buena racha: 45+10+3, con 5 mates por encima de la zona comandada por David Robinson y Tim Duncan. En el tercer encuentro, la exhibición fue definitiva: 35+17 de O'Neal y 36+9+8 de Bryant. Los Lakers ganaron de 39 puntos ese duelo y de 29 el cuarto y definitivo. Y los Sixers, con los 48 puntos de Iverson, acabaron con una racha que era de 19 victorias consecutivas, contando la temporada regular y los playoffs.

Los Lakers ganaron 9 de los 16 partidos de los playoffs por 10 o más puntos, pasaron de encajar 97 tantos por duelo a apenas 90 con un cambio radical en la defensa, ganaron en todas las rondas a equipos con más de 50 victorias y pasaron por encima de estrellas del nivel de Pippen, Sabonis, Webber, Duncan, Robinson, Mutombo o Iverson. Kobe promedió 29,4 puntos, 7,3 rebotes y 6,1 asistencias; Shaq, 30,4+15,4+3,2. El escolta lanzó con casi un 47% en tiros de campo. El pívot, con más del 55%. Y la superioridad se mostró en todo: la impotencia de David Robinson, la apatía de Tim Duncan o los intentos desesperados de Popovich por introducir en la rotación a gente que no introducía casi nunca (como Steve Kerr) fueron buena muestra de ello. También la superioridad con la que se comportaba el público del Staples Center, frío y de poca mutación pero teniendo motivos, más allá de la parafernalia habitual, para alardear de ser aficionados del mejor equipo del mundo. La sensación de superioridad de los Lakers durante las eliminatorias se veía incluso en la forma de mascar chicle de Rick Fox, que se dejó una gran melena y amenazó con no cortarse el pelo hasta que los Lakers perdieran... algo que finalmente hicieron. En definitiva: unos playoffs históricos.

Saber si los Lakers hicieron, ese año, los mejores playoffs de la historia es totalmente opinable. Los ya mencionados Sixers y Warriors o el 15-3 de, por ejemplo, los Bulls en 1996 (72-10 en regular season y 87-13 en el global de toda la temporada) se podría considerar. También el 15-2 de los Spurs en 1999, que aun así se enfrentaron en las Finales al octavo clasificado de la Conferencia Este, los Knicks. Pero la magnitud de los rivales, la diferencia de puntos y la superioridad, pone a esos Lakers en una cima en la que pueden estar, claro, acompañados. Con peor intendencia que los ya mencionados, Kobe (que tuvo su primer gran salto en temporada regular, con 28,5 puntos de promedio) y Shaq (segundo en las votaciones para el MVP de la temporada tras Iverson) estuvieron sencillamente imparables, con Derek Fisher como principal lugarteniente: 15 puntos por noche en el mejor nivel de su carrera y 28 puntos, con 6 de 7 en triples, en el cuarto partido de las finales del Oeste ante los Spurs. Una impresionante y legendaria. Y los que pueden ser, por qué no, los mejores playoffs de la historia. Quién sabe.