Terron Williams y Rose Simpson son ‘los elegidos’ de Jordan
En el año en que The One Tournament, la competición de Jordan de unos contra unos, volvió al punto de partida, se coronaron Terron Williams y Rose Simpson.


Michael Jordan, sea quien sea el que no lo recuerde, es originario de Nueva York. Por ello la marca subsidiaria de Nike que lleva su nombre (en la actualidad, Jordan Brand; con anterioridad, Air Jordan) ha vuelto al punto de partida con un colofón a los 40 años que cumplen desde que se creó la misma. No sólo en la ciudad de los rascacielos, la que nunca duerme. De igual manera lo hace con el formato más especial que jamás hayan pensado. Uno contra uno, baloncesto de calle. Como cuando el bueno de Michael tuvo que aprender a ganar al baloncesto. Un espectáculo rotundo que este sábado 23 de agosto tuvo lugar en el Pier 17, uno de los muelles de esta localidad estadounidense, paraje idílico a la vera del Puente de Brooklyn. A lo grande.
Vistas como no otras en el techo de este espacio multicultural en la punta de Manhattan. Asistentes ilustres de la ciudad con fuerte conexión con los Knicks, como Spike Lee y Quentin Richardson, y también con la marca, como Maya Moore (homenajeada con un mapping desplegado sobre el agua), además de las referencias al ausente Carmelo Anthony, que es las dos cosas. 20 chicos y chicas de entre 15 y 18 años que batallaron en la pista especial montada por Jordan. El premio no era menos que el de un contrato para convertirse en embajadores globales de la marca durante el próximo año. Retransmitido en colaboración con la propia NBA gracias a su programa de jóvenes talentos. Un cóctel explosivo.
Según el sol caía por los edificios iban pasando los partidos y las rondas. Se había hecho una criba global los meses anteriores; ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Los Ángeles y Chicago, otras más lejanas como Nankín, Melbourne, Taipéi, Manila, París, Liubliana o Londres, y con unas eliminatorias adicionales disputadas el viernes, horas antes, para ir descartando. Ocho cuartos de final, cuatro para cada sexo, y unas semifinales que daban paso a los grandes eventos. Caía la noche y, cinco horas después, se coronaba a los campeones y nuevos representantes de Nike a este respecto.
Entre actuaciones musicales y más espectáculo para esta simulación de cancha enjaulada, con el viento coleando desde el Río Hudson, Michael Jordan consiguió a sus elegidos. Que así se llama el evento, The One, un juego de palabras entre el icono y sus vivencias. Dos adolescentes que van a vivir el sueño del ‘23′.
Fuera de los escenarios privilegiados quedaron jugadores a los que habrá que seguir los pasos en el futuro. Por ejemplo, la rocosa eslovena Ana Mali, cuya hermana también busca sitio en el básquet europeo. O la minúscula ChaoChao Li, de la que no te puedes creer la cantidad de recursos a desplegar con esa cara de niña. Entre bambalinas el entrenador colectivo con el que todos se prepararon en las instalaciones de Nike daba una clave a Jayden Riley, favorito que no pasó los dos últimos cortes: las faltas, y cómo se economicen los golpes y te veas favorecido por ellos, juegan un papelón.
Reglamentación
Ocho minutos de tiempo reglamentario. El primero en llegar a 23 (el número de Michael Jordan) o en obtener más puntos con el tiempo cumplido es el que vence. Las canastas se cuentan como en el baloncesto profesional: uno, dos, tres. En caso de falta en un tiro se lanza una vez desde la línea de personal. En caso de prórroga, diez minutos hasta que alguien enceste y directamente gane (canasta de oro).
Dos estadounidenses resultaron vencedores. En la final femenina la australiana Taia McMechan cayó 10-13 aunque con un tiro para empatar con un segundo en el reloj que hizo emocionante el desenlace. La campeona es Rose Simpson (17 años), oriunda de Nueva York. Con más diferencia se dirimió la final masculina. Ni siquiera se cumplió el tiempo, no hizo falta. El también oceánico Zein Osman y el 3-24 que soportó, demasiado frente a un concentradísimo Terron Williams (16 años), procedente de Los Ángeles. Contrastes como el que se daba al terminar el evento, con todos los clasificados de esta fase conviviendo en un fin de fiesta a la altura, desde el respeto y el saber estar minutos después de los gritos, los ánimos propios, la batalla y mucho reto al aire.


Jordan pone la guida a un año de celebración ofertando la oportunidad de sus vidas, una vía para alcanzar el deporte profesional, con The One Tournament en la Nueva York que vio nacer al pequeño Michael. Cerrar círculos de esta manera define la grandeza de los que sólo entiende así el mundo. Como reza el eslogan de la marca, es su turno.
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