Ni lo de Babe Ruth: “El de Doncic, el peor traspaso de la historia”
Un artículo de Vanity Fair repasa el impacto que ha tenido el traspaso de Luka Doncic en la ciudad de Dallas y en los Mavericks como franquicia.

“’Una maldita depresión’: cómo el traspaso de Luka Doncic ha dejado a una ciudad y a un equipo tambaleándose”. Es el titular del artículo que Vanity Fair dedica al traspaso de Luka Doncic y sus mastodónticas consecuencias para la ciudad de Dallas y los Mavericks, la franquicia que tomó una decisión que muchos vieron desde el primer momento (un 6 de febrero fatídico para sus aficionados, feliz para los de los Lakers, convulso y anonadante para todos en el mundo NBA) como suicida, una valoración catastrófica que no ha hecho más que confirmarse, en el corto plazo, mientras en Dallas se apilan los problemas y Doncic va encajando y rodando en L.A. En el medio y largo plazo será, seguramente, peor…
La cuestión es que si hasta Vanity Fair profundiza en el asunto, es que de verdad ha sido relevante y ha trascendido el marco de la NBA y del deporte. Se ha convertido en un suceso cultural, un punto de inflexión, uno de esos eventos de los que se acaban extrayendo lecciones y metáforas. De la vida y de este tiempo. Escribe el periodista Tom Kludt, que se acerca a colegas del ámbito deportivo y del entorno de los Mavs, entro otros a Tim MacMahon (ESPN), que ha cubierto en los últimos años la actualidad del equipo y que tenía listo para publicar un libro sobre Doncic justo cuando llegó el traspaso. Un asunto que ha generado controversia porque MacMahon tuvo algunos desencuentros con Doncic y siempre ha estado en primera línea cuando los Mavericks han aireado su descontento con la preparación o las cifras en la báscula del esloveno.
MacMahon asegura que no ha escrito una biografía de Doncic, que lo suyo es una reflexión sobre la presión a la que se ve sometida una franquicia cuando consigue un talento generacional, especial, y tiene que armar un proyecto de máxima aspiración en torno a él. “Tenían lo más preciado en la NBA: estabilidad con una gran súper estrella. Y eligieron ir por otro camino”, explica fascinado un MacMahon que había cerrado su libro con las Finales de 2024, Doncic feliz en Dallas y camino de firmar una extensión histórica (cinco años, 345 millones) en el verano de 2025. “Vamos a tener que añadir otro capítulo”, les dijo con cierta sorna a sus editores cuando se anunció el traspaso. Y lo tenía completado para San Valentín (14-F), impreso a partir de la segunda edición y descargable para los que se hicieron con las 8.000 unidades de la primera, para la que no se llegó a tiempo cuando cayó la bomba del 2-F.
El artículo se recrea en el impacto que la obligación de decir adiós a Doncic ha tenido en toda la comunidad de Dallas, con ejemplos tan claros como la última campaña de la compañía aérea local Southwest Airlines, que ha tratado de endulzar su decisión de dejar de permitir la facturación gratuita de equipaje con una broma de intención clara: “Que tampoco es como si estuviéramos traspasando a Luka Doncic…”.
Even Southwest Airlines is dunking on the Mavericks trading Luka Doncic as they announced no more free bags on flights:
— Evan Sidery (@esidery) March 13, 2025
“It’s not like we traded Luka…👀” pic.twitter.com/5HIkAviUGM
En la búsqueda de unas explicaciones que nadie tiene, Kludt habla con otros periodistas importantes en el entorno de los Mavs. Tim Cowlishaw, de The Dallas Morning News, es muy duro con la franquicia: “Es que es horrible. Aunque ganen un anillo sin él, ¿cómo sabes que con Luka no habrías ganado al menos dos o tres?". Y sitúa la operación como, seguramente, la peor de la historia del deporte profesional estadounidense. Peor que el infame traspaso, en 1919, de Babe Ruth de Boston Red Sox a New York Yankees, que se hizo a cambio de 100.000 dólares porque el propietario de los de Massachussets quería cash para financiar una obra de Broadway, por entonces un negocio más lucrativo que el béisbol: “Al menos, ahí había una razón, una excusa. Ahora, no sé cuál es todavía”. Y lanza, finalmente, un mensaje ominoso sobre el futuro para una masa social que se ha resentido mucho en estas última semanas, con la afición dolida, todavía en shock y muy enfadada: “No se va a poder corregir. La caída va a ser inmensa”.
Otro punto de vista interesante es del de Jason Gallagher, que ahora es productor del podcast The Young Man and The Three, la nueva versión del que lideraba JJ Redick (The Old Man and The Three) antes de convertirse en entrenador de los Lakers. Gallagher habla como viejo fan de los Mavs, desde los tiempos anteriores a la etapa dorada que llegó con Dirk Nowitzki en pista y Mark Cuban al frente de la franquicia: “Entonces si crecías en Dallas y eras fan de los Mavericks era como si fueras el aficionado de los grupos de música indie… Pero después se construyó un proyecto de más de 20 años, una relación con los fans que se ha roto ahora. Creo que ahora mismo paso de este equipo. Hasta que en la organización hagan algo, hasta que corrijan de alguna manera este error, no puedo tener ninguna fe en ella. Es como si me hubieran insultado”.
Cuban vendió los Mavs y quedó (con un 27%) como parte minoritaria de la propiedad. En principio, con voz y voto importante en las decisiones deportivas, algo que se ha demostrado falso porque el propio Cuban pasó del silencio de los primeros días a desmarcarse totalmente del traspaso cada vez que tenido, después, un micrófono delante. Ahora acaba de hacerlo una vez más: “Si hubiera tenido alguna influencia, ese traspaso no se habría hecho. Yo estaba tan alucinado como todo el mundo, igual de sorprendido. Pero vendí los Mavericks y Patrick Dumont dijo que confiaban en Nico Harrison. Y aquí estamos”. Algunos, eso sí, recuerdan a Cuban que él decidió a quién vendía la franquicia y que, antes, había contratado al ejecutivo, Nico Harrison, y al entrenador, Jason Kidd, con los que se gestó la salida de Doncic.
this is very funny to listen to considering cuban hired nico and kidd without doing a formal interview process for other candidates. https://t.co/mswdcOzG2y
— Josh Bowe (@Boweman55) March 21, 2025
Cuban, en todo caso, asume que finalmente hizo lo que tenía que hacer, al menos desde un punto de vista económico: “Al final es como hablar de la muerte de una mascota. Estoy todavía en la fase de duelo. Pero bueno, me pagaron para comprar el circo, así que solo tengo que mirar mi cuenta corriente y me siento mucho mejor”.
Mientras, las explicaciones de Dumont, cabecilla de una franquicia en manos de la familia Adelson, un imperio del juego, solo han servido para echar más sal en las heridas. Se ha hablado de la falta de profesionalidad de Doncic, del tipo de liderazgo que ejercía… Dumont puso ejemplos no del todo apropiados (si se repasan sus carreras) como Michael Jordan o Shaquille O’Neal, además de otros como Kobe Bryant y Larry Bird. Ni la vida fuera de las pistas de Jordan era intachable ni O’Neal fue nunca un ejemplo de profesionalidad extrema y cuidado escrupuloso de su físico: “Esto es como decir dime que no tienes ni idea de la historia de la NBA sin decir que no tienes ni idea de la historia de la NBA”, dice un MacMahon que asiste a la caída en desgracia de los Mavs, lastrados para colmo por una plaga bíblica de lesiones: “Ha sido la ley de Murphy desde el traspaso”. Gallagher, finalmente, remata así cuando habla de lo mal que se ha gestionado todo, incluido el intento de silenciar las protestas con aficionados expulsados del pabellón, camisetas censuradas y pancartas confiscadas: “Es como si los peores personajes de Veep y Succession se hubieran unido para planear todo esto”.
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