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Los Angeles Lakers

Los Lakers se llevan a Williams

En otra operación sorprendente, los Lakers reformulan su juego interior con el prometedor Mark Williams. Un golpe de efecto para ganar ya.

Mark Williams, en un partido contra los Nuggets, una de sus últimas apariciones con los Hornets.
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de AS.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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Otra sorpresa de los Lakers. No tan grande como la del domingo, pero (en su escala) importante: Luka Doncic y LeBron James ya tienen pívot. El elegido ha sido Mark Williams, uno de los interiores jóvenes con más proyección de la NBA y un jugador de un perfil más importante que el de algunas de las opciones, en formato parche, que se rumoreaban para unos Lakers que no tenían interior de referencia tras la salida de Anthony Davis. La cuestión era si esperarían al verano u optarían por moverse ya. Y han dado una respuesta contundente: creen que el equipo puede hacer cosas importantes esta misma temporada y no van a dejar correr estos meses, la segunda parte de esta temporada, sin intentarlo. Van a por ello.

Fue otro movimiento que nadie esperaba, otra pequeña hazaña de unos Lakers que están provocando un terremoto en una NBA que hace solo unos días se preguntaba cómo podía ser que el final de LeBron James (40 años) y de su unión con Anthony Davis (campeones en 2020) se estuviera escenificando con un equipo sin aspiración máxima, atrapado entre el presente y el futuro, que no había sabido bien qué hacer en las últimas ventanas de mercado (y por eso no había hecho nada) y que parecía traumatizado, y condicionado, por el gran error que fue el órdago por Russell Westbrook.

Una transformación integral

Pero o los Lakers tenían un plan o las cosas se han ido alineando a su favor de forma sorprendente. Primero llegó Dorian Finney-Smith, en la operación que sacó del equipo a D’Angelo Russell; después regresó tras meses lesionado Jarred Vanderbilt, y el domingo se produjo el gran golpe, uno histórico, con el traspaso por Luka Doncic que todavía tiene boquiabierta a toda la NBA. Como Anthony Davis se fue a Dallas, los angelinos se quedaron con el juego interior cogido con alfileres. Era un obvio agujero que algunos creían que taparían ya con un parche de perfil bajo. O que ni siquiera harían nada e intentarían acabar así la temporada a la espera de ver qué ofrecía en verano un mercado que el propio Rob Pelinka, el jefe de los despachos, definió como raquítico durante la presentación de Doncic. La opción conservadora era ver cómo montar en el futuro un equipo mejor alrededor del nuevo gran fichaje. Pero había otras fórmulas, y se han exprimido.

Los Lakers se estaban moviendo: han actuado ya, lo que implica que quieren a por todas esta misma temporada. En el primer intento con LeBron y Doncic juntos. En los últimos días, sin Davis y todavía sin el base esloveno, han ganado a los Knicks en el Madison y, de paliza, a los Clippers en Inglewood. Y el Oeste parece muy abierto por detrás de los por ahora intocables Thunder. ¿Por qué no intentarlo ahora? Esa es la baza, y por eso el fichaje no es un parche: Mark Williams llega a cambio del rookie Dalton Knecht, Cam Reddish, una primera ronda (de 2031) y el derecho al intercambio de otra primera (2030).

La transformación de los Lakers es, por lo tanto, completa. En los últimos días se han deshecho de las dos primeras rondas con las que podían jugar, de una estrella como Anthony Davis y de jugadores de rotación, de relleno (Reddish) o que aspiraban a ser importantes (Max Christie, Knecht). Pero ahora tienne a Luka Doncic y un Williams que tiene solo 23, mide 2,13 y fue número 15 del draft en 2022. Una pieza que estaba llamada a formar parte del nuevo núcleo duro de Charlotte Hornets, una reconstrucción que nunca acaba, deja la franquicia de Carolina después de un arranque de carrera NBA marcada por las lesiones en un pie, algo que no ha frenado a los Lakers una vez que su equipo médico dio el visto bueno.

Williams solo jugó 43 partidos en su primera temporada, 19 la pasada y lleva 22 esta. Pero cuando ha estado en pista, ha dado un excelente rendimiento con trazos de lo que puede ser un pívot de primer nivel. En este curso promedia 16 puntos y casi 10 rebotes en 25 minutos en pista por noche, con un 60% en tiros y más de un tapón. Si se aíslan los partidos en los que ha jugado más de 25 minutos, sus medias suben a casi 20 puntos y 12 rebotes. Tiene que mejorar en defensa, donde está todavía verde, pero su físico da para tener fe. En ataque parece una opción ideal para jugar al lado de dos asistentes de nivel histórico como LeBron y Doncic. De hecho, se trata del típico pívot con juego por encima del aro que puede triunfar como amenaza vertical al lado de dos generadores de juego tan extraordinarios. Solo hay que recordar a los Lakers campeones en 2020 (con JaVale McGee, Dwight Howard…) o fijarse en la producción cerca del aro, con Doncic como motor, de los finalizadores de jugadas en las dos últimas temporadas de los Mavs.

Los Lakers han agotado, prácticamente, las vías que tenían para mejorar el equipo a través de rondas de draft. Pero parece increíble, un trance de cuatro días que transforma totalmente sus perspectivas de presente y futuro, que de lo que tenían hayan sacado a Luka Doncic y, como complemento, a un Mark Williams que sigue además en contrato rookie (solo 6,2 millones de salario la próxima temporada). Y antes a Dorian Finney-Smith. Ahora apenas tienen el derecho a intercambiar sus primeras rondas de 2026 y 2028, la parte protegida (1-4) de su primera ronda de 2027 y la segunda de 2025. Tienen colocadas sus primeras de 2025 (es de los Hawks), 2027 (de los Jazz con protección top 4), 2029 (Mavericks), 2030 (intercambio con los Hornets) y 2031 (Hornets). Lo que se tenía que hacer, se ha hecho. Y desde luego no es poco. Además, y del mismo modo que fueron los Mavericks los que tantearon a Pelinka para mover la operación Doncic, ahora han sido los Hornets lo que han hecho lo mismo. Sabían qué perfil de pívot buscaban en L.A. y veían con buenos ojos llevarse a Knecht, el rookie tirador de los Lakers, y un interesante capital de draft.

Si hacen algo más los Lakers ahora, tendrá que ser a base de movimiento puro de jugadores. Han abierto una plaza en su rotación, están 3,8 millones por debajo del segundo apron y por encima del primero, que quizá podrían intentar evitar con algún movimiento extra para rebajar salarios. Eso les daría, por ejemplo, acceso a mejores condiciones en su uso de la próxima midlevel exception o, después del cierre de mercado, a un rango más amplio de los jugadores que vayan a acordar un buyout, un mercado secundario que siempre es estratégico para equipos que están en la pelea por jugar las Finales de la NBA. Y los Lakers, en cuestión de días, se han posicionado en ese lote. Ahora están 29-19, diez partidos por encima del 50% de victorias y a dos del tercer puesto del Oeste. Y todo apunta a que el sábado debutará ya, en L.A. y contra los Pacers, Luka Doncic.

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Los Lakers tendrán una rotación muy transformada, si es que no hacen más movimientos antes del cierre (esta noche, 21:00 hora española) del mercado de traspasos: su quinteto podría estar formado por Luka Doncic, Austin Reaves, LeBron James, Rui Hachimura y Mark Williams. Y en el banuillo habría suficiente músculo defensivo con Jarred Vanderbilt, Dorian Finney-Smith, Gabe Vincent, Jaxson Hayes... Por ahora, sigue lesionado Christian Wood, una opción interesante para la rotación interior. Un equipo grande y físico, con buenas opciones para jugar al lado de Doncic y LeBron y otras combinaciones posibles (más físicas) con Finney-Smith como titular y Reaves o Hachimura desde el banquillo. Veremos, pero está claro que ha comenzado un nuevo ciclo de baloncesto en Los Ángeles, y los Lakers han dejado claro que no es solo la era Doncic: quieren, todavía y mientras se pueda exprimir, que sea la era LeBron-Doncic. Y no suena nada mal.

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