Los Jazz siguen vivos
Markkanen, Clarkson y Beasley se hacen fuertes en ataque y los Jazz suman para mantenerse en los puestos de honor del Oeste. Sigue la revolución.
No son el equipo que en el inicio, pero siguen vivos. Los Jazz ya no ganan partidos como si fueran los reyes del mundo, pero suman a cuentagotas, se mantienen en la lucha y siguen en positivo y en los puestos de honor de la Conferencia Oeste. Ahora mismo séptimos (19-16), a sólo 2,5 victorias de un liderato extraordinariamente barato por ese nivel misérrimo, tan distinto al de antaño, sin un claro dominador y en el que todo el mundo puede ganar y todo el mundo puede perder. En un abanico de hasta 13 equipos que pueden alcanzar los playoffs, los Jazz buscan sobrevivir tras un inicio extraordinario, un juego maravilloso y, ahora, cuando se impone la realidad, el objetivo sigue siendo el mismo: pisar playoffs.
Will Hardy, entrenador novato, ya dejó claro desde el principio que tankear para buscar el número 1 del draft, por mucho que éste fuera Victor Wembanyama, no iba con él. Danny Ainge podía tener otros planes, pero el técnico se encargó de utilizar sus herramientas, jugar al ataque e ir a por la victoria. 10-13 en los primeros 13 partidos, siguen ahora en positivo y ya nadie se acuerda en Salt Lake City de Donovan Mitchell y Rudy Gobert, esa pareja denostada que acabó mal y que tuvo siempre un techo muy claro en unos playoffs que alcanzaban, pero de los que se iban más pronto que tarde. En Utah disfrutan con el baloncesto de su equipo, ofensivo y original, y viven una nueva era con esperanza y el disfrute que siempre acompaña al romanticismo de la revolución.
Ante los Wizards, uno de esos equipos que obligan a sumar a unos Jazz que no pueden permitirse tropiezos ante rivales teóricamente inferiores si quieren seguir vivos, se impuso el ataque: 21 puntos y 5 rebotes de Lauri Markkanen, 23+7 de Jordan Clarkson y 25 (con 4 robos) de Malik Beasley. Un 120-112 final, 60-46 en la segunda parte, una ventaja que llegó a ser de 16 puntos y un poderío en el triple brutal: 16 de 35, por encima del 45%. Walker Kessler se hizo fuerte en la zona (12 tantos, 14 rebotes), Mike Conley dirigió con su sabiduría habitual a pesar de la menor estadística (8 puntos, 6 asistencias) y Jarred Vanderbilt se hizo fuerte, como hace él, en el barro y las trincheras.
Los Wizards, un equipo que va a menos y que ve la vida pasar en tierra de nadie (12-21, en el puesto 12 de la Conferencia Este), tuvieron 30 puntos de un Bradley Beal que es la personificación de su franquicia, un hombre que está ahí pero nadie sabe por qué y que sigue siendo cotizado por una buena parte del mercado de la NBA. El equipo de Washington se tendrá que empezar a mover de cara al futuro tras un inicio de temporada con ligeras esperanzas, pero sin sustento. Y los Jazz siguen intentando aguantar el tirón: tienen las rentas de ese comienzo extraordinario y el objetivo es sobrevivir, sumar todo lo que puedan e ir restando días y partidos para llegar a esa fase final cuyo alcance sería una machada espectacular. De momento, siguen en la lucha. El resto, ya lo veremos.