Los Cavs estrenan fórmula con el salario de Ricky Rubio
La franquicia de Ohio es la primera que utiliza una de las opciones que ha estrenado el nuevo convenio colectivo. Y lo hace con el salario del español.
Ricky Rubio sigue deshojando la margarita en lo que se refiere a su futuro en las pistas. El de El Masnou (33 años) acabó la pasada temporada en el Barcelona, donde llegó antes de la primavera pero no pudo tener el reencuentro soñado con el equipo con el que ganó la Euroliga antes de irse a la NBA. El Barça acabó el curso con pésimas sensaciones, un trance que le costó el puesto a Roger Grimau y que ha motivado una transformación profunda de la rotación para esta nueva temporada. Ricky, en lo individual, tampoco encontró las sensaciones idóneas y no fue capaz de tener el impacto que habría tenido si hubiera alcanzado un nivel óptimo.
Ni siquiera estuvo después en los Juegos de París, a priori uno de sus objetivos cuando decidió regresar a Europa. Y ahora no hay noticias sobre qué va a hacer, con el inicio temporada 2024-25 cada vez más cerca. Después de que se confirmara que no iba a seguir en el Barça, nada. Ha habido fuertes rumores de un posible último baile con el Joventut, el club en el que se formó y con el que debutó en Liga ACB con solo 14 años. Pero él mismo aseguró que no se había concretado nada. Y la retirada, es obvio en su caso, es otra opción factible.
Mientras tanto, el nombre de Ricky Rubio sigue apareciendo en las cuentas del que fue su último equipo NBA, Cleveland Cavaliers. De hecho, la franquicia de Ohio ha hecho historia, al menos para el microscopio de los estudiosos de la ingeniería de despachos y los ajustes de los convenios colectivos, con el contrato del base español, el primero con el que se ejecuta una fórmula que no existía hasta la entrada en vigor del último convenio colectivo, la delayed stretch. Los Cavaliers tenían, para esta temporada 2024-25, en su masa salarial 1,27 millones de dólares correspondientes a lo que acordaron con Ricky cuando se rompió su contrato tras una negociación bilateral, el pasado 4 de enero. Ahora, con esta fórmula, pueden dividir esa suma en tres temporadas, por lo que el dinero muerto que arrastrarán de ese último contrato de Ricky será solo de algo más de 400.000 dólares en cada una de ellas.
Hasta 2023, la opción de prorratear la cantidad que añade a las cuentas lo que se paga en los buyouts (los acuerdos de rescisión de contrato) existía, pero solo en el momento en el que se cerraba la operación. A partir de ahí, había que ceñirse a esas cantidades fijadas. El nuevo convenio permite esta división en diferido, un ajuste en el trazo fino pero que puede ser importante para los Cavs… y para cualquier equipo que recurre a él. El nuevo convenio introduce limitaciones y castigos muy duros cuando se van superando diferentes límites por encima del espacio salarial. A veces, un movimiento residual como este es la diferencia para poder hacer un fichaje (de perfil bajo) o para evitar una suma fuerte en las multas. Los Cavs se mueven en el filo del impuesto de lujo, en función de lo que pase con el futuro del alero Isaac Okoro (están por encima si se cuenta su qualifying offer), así que ganan por ahora algo de margen, aunque sea mínimo.
Esto, en todo caso, es un movimiento que afecta a los Cavs y al rastro que deja el acuerdo con Ricky en su balance de cuentas. El jugador ya recibió las cantidades acordadas cuando optó por dejar la NBA después de unos meses en los que no había estado con el equipo para cuidar su salud mental, el alto en el camino que decidió hacer antes del Mundial 2023. Había firmado en 2022 un contrato de tres años y 18,4 millones con los Cavaliers. La pasada temporada su salario era de 6,1 millones, y para esta tenía, en principio, 4,2 totalmente garantizados (y un tope para los Cavs de 6,4 millones). En enero, cuando se cerró la negociación y Ricky se liberó de su contrato, le quedaban por cobrar 3,5 millones de esa temporada y esos 4,2, al menos, de la siguiente. Unos 7,7 millones de los que, en principio y según las informaciones que llegaron desde Cleveland, perdonó 5,4 para no seguir vinculado a una franquicia que se permitió así el respiro económico que suponía liberar un contrato que no estaba pudiendo utilizar por los problemas extradeportivos de Ricky.
De esta forma, Ricky se llevó unos 2,35 millones de dólares cuando cerró el trato. Para las cuentas oficiales de los Cavs, las que importan para las cuestiones de impuesto de lujo, la cifra de su contrato la temporada pasada acabó en 3,7 millones, y era de 1,27 para esta próxima. Esa es la cifra que ahora se ha extendido que plazos que llegarán hasta 2027.
Ricky llegó a los Cavs en 2021, después de un trance de traspasos y movimientos que le hicieron ver lo peor del negocio NBA. Cuando ya asomaba un cansancio que le hizo reconocer públicamente que valoraba el regreso a Europa, encontró en Cleveland, contra muchos pronósticos, un sitio en el que recuperó la ilusión y la sintonía con la NBA. Veterano en un equipo joven y en ascenso, y en plenitud después de ser el líder de la Selección en el Mundial 2019 (campeón y MVP) y los Juegos de Tokio, jugó a un nivel excelente (13,1 puntos, 4 rebotes, 6,6 asistencias)… pero solo durante 34 partidos. Una grave lesión de rodilla (28 de diciembre de 2021) lo cambió todo. En febrero, lesionado, fue traspasado a los Pacers. Los Cavs querían flexibilidad y quedaron con Ricky en seguir hablando. El español agotó su contrato, recuperándose de la lesión, en Indiana (donde obviamente no debutó) y en julio firmó el acuerdo por tres años para volver a los Cavs, una prueba de que su salida había sido en los mejores términos.
Volvió a jugar seis meses después de firmar ese nuevo contrato, en enero de 2023, pero en 33 partidos no recuperó su mejor nivel (5,2 puntos, 3,5 asistencia), sin ritmo tras su larga convalecencia y con problemas para encontrar un rol similar al que había tenido en su anterior paso por los Cavs. En verano llegó el alto en el camino, la renuncia al Mundial. Y ya no volvió a jugar en la NBA. Su equipo respetó su deseo de no iniciar el curso pasado y acabó acordando ese buyout que ahora siguen ajustando en sus cuentas salariales y que cerró los más de 130 millones de dólares que Ricky ha ganado (2011-2023) en contratos con franquicias NBA, una etapa que incluyó una extensión de contrato rookie (2014) de 55 millones por cuatro años con los Timberwolves y un contrato como agente libre con Phoenix Suns (2019) por tres años y 51 millones.
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