Ibaka y su salida de los Bucks: “No podía soportarlo”
Serge Ibaka concedió una entrevista a ‘The Athletic’ en la que repasó su salida de los Bucks: “Sólo estaba pidiendo comunicación”.
El momento deportivo de Serge Ibaka (33 años, 2,08 metros) no es el ideal. Se encuentra sin equipo tras salir de los Bucks el pasado 20 de enero, cuando llegó a un acuerdo con la franquicia para buscar un nuevo equipo en el que tener más minutos y continuar su carrera. Sin embargo, los Pacers cortaron al jugador apenas unas unos días después, el 9 de febrero, sin que jamás hubiera vestido la camiseta de Indiana. Desde entonces, nada. El ala-pívot está en el limbo, esperando una nueva oportunidad tras 13 temporadas en la NBA. Lo tiene difícil: a pesar de que su reputación estuvo consolidada en un pasado no muy lejano, Ibaka ha perdido poder vertical, capacidad defensiva y parte de esa explosividad que le daba su cuerpo atlético. Su experiencia le precede, pero hay muchos perfiles similares al suyo y que además son más jóvenes y están en mejor forma. Eso sí, no se rinde y continúa en activo, mientras espera una llamada que le permita seguir jugando al baloncesto, su gran pasión.
Meses después de su salida de los Bucks, Ibaka ha reconocido que fue él mismo el que pidió cambiar de camiseta y que la situación fue más tumultuosa de lo que parecía en un inicio. En una extensa entrevista al medio The Athletic, el ala-pívot habló de falta de comunicación por parte de la franquicia hacia su persona y aseguró que no podía soportar más la situación en la que se encontraba. “Cuando llegué, Mike Budenholzer me dijo a la cara: ‘escucha, vienes aquí, no te prometo nada, pero nunca se sabe, es una temporada larga, los muchachos pueden lesionarse, tienes que estar preparado’”, reveló el hispano-congoleño. Cuando hubo lesiones, Ibaka tampoco contó con protagonismo y eso acabó por colmar su paciencia. Él quería jugar... y no lo estaba haciendo. Pero, sobre todo, quería que le dijeran las cosas claras.
“Cuando fui a hablar con la oficina principal, me dijeron cosas diferentes. Que me querían. Que querían que estuviese allí, y que me quedara. Y cuando volvía a estar en pista, todo era diferente. Llegó un punto en el que no podía soportarlo más. Amo mucho este deporte, pero si esto me va a quitar la tranquilidad y la alegría, no vale la pena. Me gané el respeto en esta Liga. Al menos, comuníquense conmigo. No estoy hablando de jugar, solo estoy pidiendo comunicación”, aseguraba Ibaka, que antes de su traspaso estaba disfrutando de menos de 12 minutos de juego, con apenas 4,1 puntos y 2,8 rebotes en su cuenta particular.
Ibaka comparó la situación con la que vivió en su anterior equipo, los Clippers. Ahí tampoco disfrutaba de un gran protagonismo, pero la comunicación era la ideal para él: “Una cosa que respeto mucho de Tyronn Lue es que solía llamarme por la mañana y me decía: ‘Esta semana, voy con los muchachos jóvenes.’ ‘OK, genial. Perfecto. No hay problema’. “Me guste o no, al final del día, tengo que ser profesional. Al menos sé que las próximas dos semanas, tengo que trabajar. Y cuando algo cambia o surge algo, que me llamen y me digan: ‘Escucha, Serge. Esta noche, creo que te pondré. Prepárate’. O ‘No lo sé. Todavía no estoy seguro’. Eso es todo”, aseguró el jugador. Revelaciones que no sorprender, ya que Jae Crawder y George Hill dijeron cosas similares cuando los Bucks fueron eliminados en primera ronda ante los Heat, una situación absolutamente sorpresiva que acabó finalmente con la estancia de Mike Budenholzer en Milwaukee.
Con una buena carrera en la NBA que incluye tres presencias en los Mejores Quintetos Defensivos y un anillo de la NBA con los Raptors en 2019, Ibaka deberá encontrar su sitio y adaptarse a los nuevos tiempos y su nueva situación. Mientras tanto, Adrian Griffin, nuevo entrenador de los Bucks, será el encargado de gestionar la comunicación con los jugadores que tenga disponibles, siempre una plantilla larga que Jon Horst (General Manager) pone a disposición del entrenador de turno. Eso sí, al final la rotación es de 9 o 10 hombres y se hace todavía más pequeña en playoffs, cuando llega el momento de la verdad. Bien lo sabe Ibaka, que sólo disputó 16 partidos la temporada pasada. Muchos menos, ya se sabe, de los que a él le hubiera gustado.