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El inusitado despido de Adrian Griffin

Los Bucks prescinden de su entrenador, Adrian Griffin, pese a que los resultados eran favorables. Giannis, epicentro de una decisión polémica.

Adrian Griffin -
JASON MILLERAFP

El despido de Adrian Griffin por parte de Milwaukee Bucks causó sorpresa en un primer término al conocerse, pero cada detalle que se va conociendo conduce a que se disipe tanto asombro. Justo en la mitad del trayecto de 82 partidos que se recorre en la fase regular y con el equipo situado en la segunda posición de la Conferencia Este, por delante de Sixers o Heat, se decide prescindir de un entrenador novato en esas lides, la de liderar un banquillo de la NBA tras ser reconocido como asistente en temporadas pasadas. Algo más habría ahí.

Desaires públicos desde el primer momento han llevado a este desenlace. Griffin, que ya había sido considerado para otros trabajos como entrenador principal, accedió a este puesto en verano directamente desde los Raptors. Fue uno de los que estuvo en Toronto como asistente cuando se ganó el título en 2019. Una conexión con Nick Nurse, el técnico al que prestaba ayuda, que ha vuelto a reflotar de una forma muy retorcida.

Giannis Antetokounmpo, como líder de vestuario que es, tiene un poder con todo este asunto. Desde que explotó como cara de la NBA el día en el que ganó el título metiendo 50 puntos, para disipar dudas, ha adquirido una parcela de decisión en los asuntos deportivos que se empieza a cuestionar. Bandazos aquí y allá de los que Adrian Griffin ha sido el máximo, que no mejor, exponente. Porque se ha recalcado tras su salida de los Bucks que fue pura insistencia del griego que él fuera su entrenador. Y había firmado un contrato de cuatro años con ellos.

Tener el beneplácito del jugador de referencia fue lo que le llevó a ser contratado, sí, pero también a tener un peso enorme dentro de la mochila. Chris Mannix es uno de los que hizo públicos los rumores que llevaban en los corrillos de la Liga un tiempo: Giannis había perdido toda la confianza en Griffin. El que le encumbró, por la carga de responsabilidad que ahora lleva consigo, le dejó caer. Después del In-Season Tournament, donde los Bucks perdieron en semifinales con los Pacers, el vestuario se descontroló: Griffin insistió en que la defensa debía mejorar, Portis se encendió y cargó su ira contra él, el técnico se vio obligado a apagar otro fuego más en su corta trayectoria en Milwaukee y, pese a mantener conversaciones sanadoras con sus chicos, se pudrió todo. Era la gota que había colmado la paciencia de la gerencia, que llevaba dos semanas asistiendo continuamente a los entrenamientos para pulsar las opiniones de los protagonistas desde cerca.

Para ver el comienzo de esta historia hay que viajar al momento del fichaje. Adrian Griffin, o visto como un parche o como un experimento. Marc Stein ha revelado en el fragor de esta batalla por el relato que la petición de que Griffin entrenara a los Bucks era una decisión de Anteto en doble dirección: le valía el entrenador y quitaba de la ecuación al que no quería ver ni en pintura, el antes mencionado Nurse, que después firmó con los Sixers. En aquellos primeros pasos dirigiendo a los campeones dos años atrás, queriendo imponerse, forzó la salida de su asistente de más lustre, Terry Stotts, con un bagaje positivo de sus años en los Trail Blazers, por diferencias sonadas entre los dos y una fea discusión en un entrenamiento. De ahí que surgiera el rumor de Sergio Scariolo como posible sustituto, con él también coincidió Griffin en Toronto. Todo fue cayendo para Adrian: Giannis dejó de apoyarle dentro y fuera y la confianza del resto de actores cayó como dominó.

Se podrá ir con la cabeza alta. “Agradezco a los Bucks la oportunidad que me dieron. Pero no puedes controlarlo todo. Me siento bien con el trabajo que hicimos, el mío y el de todo mi ‘staff’. Siempre quise ser entrenador principal y no podía pedir una plantilla mejor”, habló el recién despedido entrenador en una entrevista con Chris Haynes en Bleacher Report. Aunque la muestra es ínfima, se coloca en cuarta posición histórica de la lista de entrenadores con mejor porcentaje de victorias en la NBA con 69,8%; por encima, Joe Mazzulla, Phil Jackson y Billy Cunningham.

Y es que el veneno estaba dentro. ‘Doc’ Rivers es el nuevo entrenador de los de Wisconsin, pero ya era una sombra de Griffin desde el primer momento. Todos conocían su trabajo como comentarista de partidos en televisión, al que llegó tras ser despedido por los Sixers, pero no se conocía públicamente otro dato: estaba colaborando con los Bucks. En The Athletic han publicado Eric Nehm, Sam Amick y Shams Charania una información que habla del plan que se traían los Bucks entre manos. Pusieron a Rivers como consultor - esa figura tan líquida- del propio Griffin. Desde que el equipo se rompió en diciembre Rivers comenzó a colaborar con ellos. Esperando el momento. El cambio estaba decidido. Según se añade, por imperativo de los propietarios de la franquicia, que le veían como la opción de futuro si Griffin no hacía espabilar a sus chicos. Sólo se esperó al momento justo y a solucionar el contrato de Rivers con la televisión para desencadenar la barbarie: un entrenador, despedido tras sólo tres de trabajo teniendo a su equipo como segundo de la tabla.