Durant, otra vez señalado
“Va a ser traspasado este verano. Lo sabe él, lo saben los Suns y lo sabe todo el mundo en la NBA”, ha asegurado Brian Windhorst, periodista de ‘ESPN’.


Kevin Durant se acaba de convertir en el octavo jugador de toda la historia de la NBA con más de 30.000 puntos anotados. En su ritmo actual, podría superar antes de retirarse, como mínimo, a Wilt Chamberlain y Dirk Nowitzki y, pese a algunas lesiones graves (se perdió toda la temporada 2019-20), colocarse sexto en ese ranking de los mejores anotadores de siempre. Tiene 36 años, pero su producción no se resiente: la pasada temporada promedió 27,1 puntos y en la actual está en 27,3. Con, además, 6 rebotes, 4,2 asistencias, un 53% en tiros de campo y un 40% en triples.
Durant es un gigante de la NBA, para siempre: dos anillos, dos MVP de Finales, un MVP de regular season, 15 veces all star, once veces all NBA, Rookie del Año, cuatro veces Máximo Anotador… Un jugador único, cuya llegada a los Warriors en 2016 supuso uno de los mayores terremotos de la historia de la competición y forjó el, seguramente, mejor equipo de la historia. El que lideraba con Stephen Curry y el que añadía a Klay Thompson, Draymond Green y Andre Iguodala en el que fue bautizado quinteto de la megamuerte. Una evolución de la idea de Steve Kerr que había sido clave para ganar el título de 2015, con Harrison Barnes en el rol que luego expandió hasta el infinito un Durant obviamente muy superior.
KD, por los pasos que ha dado en su carrera, ha acabado convertido en una especie de estrella apátrida, un súper jugador con un espíritu nómada que rara vez tienen los de su rango, el más alto. Él mismo lo ha reconocido, y ha asegurado que esos caminos que ha ido tomando lo han situado, al ojo de muchos aficionados, en tierra de nadie, valorado sobre todo de forma individual, como lo que es: un arma de destrucción masiva y majestuosa en las pistas de baloncesto. Su salida de los Thunder, su llegada y posterior adiós en los Warriors, su unión con Kyrie Irving en los Nets y su deseo de salir, después, de Brooklyn para jugar en los Suns. Saltos que han acabado definiendo una carrera particular que pudo dar otro giro de guion muy llamativo hace unos días: los Warriors tantearon su regreso, y hubo una operación a varias bandas en marcha, pero finalmente fue el propio Durant el que paró ese movimiento porque no quería regresar a la Bahía. Otros equipos llamaron a los Suns, pero nada se concretó. Eso puede cambiar en verano, cuando acabe esta temporada. El periodista Brian Windhorst, uno de los pesos pesados de ESPN, ha asegurado que estamos viendo las últimas semanas de Durant en unos Suns a los que llegó en febrero de 2023: “Va a ser traspasado este verano. Durant lo sabe, en Phoenix lo saben y todo el resto de la NBA lo sabe también”.
Otras informaciones ya han apuntado también a que el propio Durant tiene asumido que la próxima temporada la jugará con una nueva camiseta. Y Miami Heat ya suena como el equipo más interesado en el alero, que cumplirá 37 años en septiembre y que la próxima temporada cerrará su actual contrato con un salario de 54,7 millones. Si alguien se hace con él, tendrá que acordar una extensión (un riesgo por su edad) o esperar a que se convierta en agente libre en el verano de 2026 (un riesgo por los movimientos del mercado).
La lógica de un rumor así tiene que ver con el desastre colectivo, un fracaso histórico, que están siendo los Suns del supuesto big three Durant-Devin Booker-Bradley Beal. La pasada temporada, un nivel muy mediocre y una barrida en primera ronda de playoffs (4-0 contra los Wolves). Ahora, con el equipo más caro de la historia de la NBA y la llegada de un entrenador tan reputado como Mike Budenholzer, los Suns marchan en negativo (26-28), fuera incluso de la zona de play in y con peores números y sensaciones que hace un año: entonces, con Frank Vogel, era un 33-22 con, por ejemplo, un 15-11 a domicilio por el 10-17 actual. El equipo tenía el octavo mejor ataque y la decimocuarta defensa; Ahora, está en los puestos decimotercero y vigesimoséptimo (el cuarto peor de la NBA) en esos ratings.
La cosa no funciona y los Suns no tienen forma de salir del absoluto órdago que lanzaron, sin pensar en el medio plazo, y romper un equipo que no a ninguna parte, si no traspasan a uno de sus importantes. El elegido es Bradley Beal, pero tiene cláusula que le permite bloquear cualquier operación. Por eso los Suns intentaron encontrarle salida (sobre todo, para fichar a Jimmy Butler) en las últimas semanas y no pudieron: Beal tiene un salario descomunal (más de 110 millones en las dos próximas temporadas) y esa cláusula antitraspaso que ata las manos de una franquicia que no piensa en desprenderse de Booker, que tiene 28 años y que lleva en Arizona desde que fue drafteado, en 2015. En esa situación, todas las miradas apuntan a Durant… otra vez.
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