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NBA | MAVERICKS 137 - GRIZZLIES 96

Doncic es la pesadilla de Morant

Exhibición del base esloveno: 21 puntos en un primer cuarto celestial, contra un Morant impotente y visiblemente agotado.

Actualizado a
Doncic es la pesadilla de Morant

Ja Morant y Luka Doncic se miran de reojo (como mínimo). Compañeros de División en la Southwest, dos de las grandes estrellas jóvenes (se puede quitar ya el adjetivo: estrellas a secas) del Oeste y de la NBA. El primero 23 años, número 2 del draft de 2019, ya all star, Rookie del Año y Jugador Más Mejorado. El segundo también 23, número 3 en 2018, también all star y Rookie del Año. Los dos aspirantes al MVP, al frente de equipos que quieren dar la última zancada competitiva, la de ir a por el anillo. El año pasado, dos sensaciones en regular season y dos víctimas de los Warriors en playoffs. En segunda ronda los Grizzlies, en la final de Conferencia los Mavs.

Doncic y Ja se miran porque son formas opuestas de jugar, de maravillar… y de ganar. Ja es combustión: la explosión permanente, los muelles, el motor que no cesa, el juego por encima del aro y una coordinación difícil de explicar. Doncic es el cerebro, la manipulación del tiempo y el espacio, una manera de producir que es casi más cosa de magia que de física. Mundos opuestos que, cuando colisionan, suelen dejar en pie al esloveno. La pasada temporada, en fase regular, 3-1 para los Mavericks, que ganaron los tres partidos en los que jugó Doncic. La historia se repitió, con estruendo, en el primer duelo de este nuevo curso: 137-96, una paliza infame de los Mavs… con coartada para los Grizzlies. Concedámosles eso: después de dos victorias para arrancar, y de los 49 puntos de Ja Morant 24 horas antes, los de Tennessee jugaban en back to back y su tercer partido en cuatro noches. Para los Mavericks era solo el segundo, y con dos días de descanso. Como era previsible, los Grizzlies parecieron agotados muy pronto, descentrados y derrotados después, rendidos a la lógica. Hay noches así. Con la vista en el partido de mañana, que es otra noche para lucirse: llegan de visita a Memphis los Nets de Durant y Kyrie.

Como contra los Suns el miércoles, los Mavericks empezaron con una imagen maravillosa. Pero, esta vez, no se difuminaron, no desaparecieron: del 39-17 del primer cuarto a una percusión constante que no dio ni media opción de recuperación a un rival que no tenía la noche para milagros, además. En ese primer cuarto, Luka Doncic anotó 21 puntos con un 8/10 en tiros totales (3/4 en triples) y repartió 3 asistencias. Una de esas exhibiciones asombrosas que él ejecuta como quien baja a comprar el pan. Con todo el último cuarto de descanso, acabó con 32 puntos, 7 rebotes, 10 asistencias, un 12/23 en tiros y un 4/9 en triples. Ja Morant pasó de sus 49 puntos contra los Rockets a 20, con 4 asistencias por 3 pérdidas, solo un rebote y apenas 12 tiros (6/12). Anotó las tres primeras canastas de su equipo, pero nadie le acompañó en ocho minutos y pico, y la primera de un compañero llegó cuando el marcado estaba ya en 22-6. Al descanso, 64-36 con un 32% en tiros y 10 pérdidas de los de Taylor Jenkins. No, no era el día de los osos.

Los Grizzlies (que tampoco tienen a Jaren Jackson Jr) no contaron con Dillon Brooks, por físico y tenacidad el defensor habitual de Luka Doncic. Así que hasta en eso estaban vendidos. Santi Aldama volvió a ser titular, tres de tres, y sumó 8 puntos y 6 rebotes en 21 minutos. Los Mavericks apilaron cuerpos en la zona para evitar que Morant circulara por sus vías favoritas, que percutiera. El base tampoco tenía las piernas para secuencias al estilo Marvel, y los Grizzlies estaban demasiado cansados como para jugar de la forma que imprime su versión más peligrosa: transiciones, rápidas, batalla constante por el rebote de ataque…

Christian Wood, la gran esperanza de crecimiento de los Mavs, estuvo brillante: 25 puntos, 12 rebotes, 3 asistencias y ni rastro (12/14) de los problemas desde la línea de personal que le martirizaron en la frustrante derrota contra los Suns. Tim Hardaway Jr metió 16 puntitos, Dinwiddie 15 y los texanos estrenaron casillero de victorias (1-1) con una paliza en toda regla, constante y coreografiada por esa sinfonía en el pick and roll de Doncic en el primer cuarto, esa manipulación de los espacios y los tiempos que es más cosa de magia que de física. Que le pregunta a Ja Morant, para el que jugar contra el esloveno empieza a ser una de las pocas chinas verdaderamente molestas en lo que por lo demás es, por sus méritos, una autopista recta hacia el mega estrellato. Como la de Doncic. Caminos distintos, mismo destino.