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Las estrellas se estrellan

El Eurobasket culmina hoy en Berlín con una final, España-Francia, que hace unos años hubiera resultado de lo más lógica, de hecho fue el partido que llevó a la Selección a su segundo oro continental en 2011, pero en esta edición no figuraba en las principales apuestas. El elemento inesperado es España, cuya presencia ya no sorprende a nadie, una vez visto su rendimiento en los últimos partidos, aunque en el inicio del torneo el cartel de favorito colgaba de otros países. Vamos a rebobinar al arranque del Europeo, para comprender mucho más la grandeza de lo que ha conseguido, gane o pierda hoy, el grupo de Sergio Scariolo. En aquellos días, tres grandes estrellas de la NBA relucían con sus equipos por encima de los demás. Y no tres estrellas al azar, sino el MVP de las dos últimas temporadas, Nikola Jokic; el MVP de las dos anteriores, Giannis Antetokounmpo; y el aspirante a serlo en la próxima, Luka Doncic. Con ellos en la cancha, cualquier quiniela que no contemplara a sus respectivas selecciones para jugar, y ganar, la final de hoy, parecía descabellada. Pronóstico incorrecto…

Serbia, Grecia y Eslovenia no sólo no van a luchar por el título, sino que ni siquiera jugaron las semifinales. Jokic cayó en octavos. Y tanto Doncic como Giannis lo hicieron en cuartos, con ambos eliminados y desesperados. Sus casos son la confirmación de que en este Eurobasket no han triunfado los talentos individuales, sino los bloques compactos. El equipo. La España de Scariolo es el mejor ejemplo. El problema es que hoy tendrá enfrente a otro potente colectivo, muy físico y aplicado en defensa, que también tiene un crack de la NBA, Rudy Gobert. El camino de Francia ha sido titubeante, con dos derrotas en la primera fase, ante Eslovenia y Alemania, y dos agónicos cruces, ante Turquía e Italia. Pero hoy se celebra un partido nuevo. El pasado no cuenta. Y en la pista habrá dos grandes equipos.