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MEMPHIS GRIZZLIES

El germen del Grit and Grind: Grizzlies, Spurs y una serie para la historia

En 2011, los Grizzlies eliminaron como octavos de Conferencia a unos Spurs de 61 victorias. Fue el inicio del Grit and Grind, una cultura que se consolidó en los años siguientes.

En 2011, los Grizzlies eliminaron como octavos de Conferencia a unos Spurs de 61 victorias. Fue el inicio del Grit and Grind, una cultura que se consolidó en los años siguientes.
ANDY LYONSAFP

Los Spurs llegaban a los playoffs de 2011 como uno de los principales favoritos al título. Todos los ojos estaban, eso sí, puestos en la Conferencia Este, donde el megaproyecto de los Heat en los que había aterrizado LeBron James tras su cuestionada The Decision buscaba el título de campeón. Muchos eran los contrincantes, entre ellos unos emergentes Bulls que tenían al MVP Derrick Rose en liza. Pero en el Oeste, la gente auguraba un avance claro y rotundo de los texanos, a expensas de unos Lakers que eran los vigentes campeones y que habían perdido fuelle respecto a los dos años anteriores, unos Mavericks que eran una incógnita y poco más. Los Spurs habían superado las 60 victorias (61) por primera vez desde 2006, daban grandes sensaciones y empezaban a suplir, aunque les quedaba mucho por delante, el bajón estadístico de Tim Duncan con un juego colaborativo y efectividad en los dos lados de la pista. Pero no se esperaban lo que tenían delante. Y el resultado fue una de las mayores sorpresas de la historia de la NBA.

En primera ronda esperaban unos Grizzlies sin nada que perder y mucho que ganar, una combinación peligrosa para convertir a un equipo defensivo en descarado. La entidad de Memphis llegaba entonces a sus primeros playoffs desde 2006, cuando Pau Gasol era el jugador franquicia y el equipo amasaba su tercera presencia consecutiva en la fase final con el mismo resultado que en las dos anteriores: 4-0. En ese tiempo, el traspaso del mayor de los Gasol a los Lakers dio a Memphis los derechos de Marc, un movimiento que fraguó una nueva era, pero que antes se dio de bruces con temporadas regulares de pobres récords, con Rudy Gay de cara visible pero movimientos siempre dirigidos a la reconstrucción. El fichaje de Lionel Hollins como entrenador dio una nueva perspectiva. Se encontró una cultura, un sistema de juego, el defensivo, la garra y el rebote. En la 2009-10 se acabó con 40 victorias, una clara mejora pero todavía lejos de los playoffs. Esa temporada, todo sería distinto.

El récord de 46-36 daba acceso a los Grizzlies a los playoffs, algo que no pasaba en todo un lustro. Por detrás, a tres partidos, dejaron a unos Rockets en descomposición que dejaban atrás una era plagada de lesiones, la de Tracy McGrady y Yao Ming. Por delante y con las mismas victorias emergieron unos Hornets que no consiguieron estabilizar un proyecto que prometía mucho en 2008 y que también daba sus últimos coletazos a pesar de Chris Paul. Ese octavo puesto impidió un duelo entre Pau y Marc en primera ronda. Los Lakers, que llegaron al segundo puesto del Oeste y a las 57 victorias, encontrarían su final en esos playoffs, con la retirada de Phil Jackson previamente anunciada y Kobe Bryant alejándose del sueño del sexto anillo, ese que le igualaría a Michael Jordan pero que nunca llegó. Era una etapa de cambios: Tim Duncan también estaba en un claro declive físico (se notó en esa serie) y aunque los Spurs fueron competitivos durante los siguientes años, las cosas empezaban a cambiar. La era de LeBron James en los Heat no tardaría en llegar, los Thunder de Kevin Durant prometían un cambio de ciclo, Stephen Curry se encontraba en su segunda temporada en la NBA y Kyrie Irving llegaría unos meses después.

El otro cambio ocurrió en una serie maravillosa que significó también el germen de un mantra que convirtió a un tópico en típico. Los Grizzlies nunca estuvieron cerca de ganar el anillo, pero se adentraron en la parte más esplendorosa de una historia tradicionalmente perdedora. La defensa emergió como en los mejores días, con quintetos altos, mucho físico. Con muy poco que ver con las tácticas que rozaban la legalidad de los Knicks de Pat Riley, un cerebro privilegiado que cambió el Showtime de los Lakers por el caradurismo de las trincheras y el barro, entre otras cosas porque comprendió que jamás un estilo había dependido tanto de un sólo jugador (Magic Johnson) y que el baloncesto de los 90 era heredero de los Bad Boys de Detroit y no del cautivador juego gestado en el viejo Forum. Los Pistons precisamente eran el último equipo neta y completamente defensivo en ganar el anillo, en 2004 ante los Lakers. Y esos Grizzlies, alejados de los focos y de la narrativa hoolywoodense, consiguieron ser distintos a esos míticos equipos, pero a la vez tener el común denominador de ganar desde ese otro lado de la pista. La conexión con el público, las series largas y extenuantes y la lucha en la zona fueron una constante los siguientes años. Y todo empezó ahí, en una pelea titánica que fue el inicio de una cultura muy recordada después.

Los Spurs, sin respuestas

La victoria inicial de los Grizzlies en el primer partido celebrado en Texas demostró que el equipo de Lionel Hollins no se iba a conformar con pisar los playoffs por primera vez en años. Habían ido a competir, a ganar si podían. Ganaron por 98-101, en un final apretado y un último cuarto estelar (24-31) de una producción ofensiva impropia de una plantilla que no llegó a los 100 puntos de promedio (99,9) en regular season. En el segundo asalto los Spurs sudaron la gota gorda para evitar irse 0-2 y ganaron (93-87), pero dejando sensaciones muy preocupantes. El equipo de Gregg Popovich iba a tirones, resolvía las cosas por talento individual (de eso iban sobrados) y no parecía tener ninguna respuesta ante un poderío físico mucho mayor. Eso sí, se habían visto muchas eliminatorias parecidas: con el teórico peor equipo yendo a por todas de inicio, pero perdiendo un partido que les daría una ventaja definitiva para luego hundirse ante la lógica y ceder ante el conformismo. Esa vez no fue así.

Lo que debió pasar en el tercer partido no fue. Los Grizzlies fueron todo el rato por delante, pero los Spurs empataron a 80 en el último cuarto. Ahí, dónde el que parecía el débil debería haberse hundido, la reacción fue la contraria: 91-88 al final, con una última defensa sobre Manu Ginóbili en la que participó Marc Gasol y en una jugada en la que ni siquiera se pudo lanzar de tres e intentar forzar la prórroga. El FedExForum, consciente de que estaba viviendo un momento único, apretó más que nunca. Y lo mismo pasó en el cuarto partido, el de la constatación de que no habría opciones para los texanos, que se hundieron en el tercer cuarto (30-15) y ya no consiguieron meterse en un partido que perdieron de forma más que clara (104-86). El doble poste de los Grizzlies, con Marc y Zach Randolph, torturaba a los Spurs, incapaces de parar al ala-pívot en lo individual y los espacios que generaba para sus compañeros. En ataque, Tim Duncan pasó mucho tiempo en la cabeza de la bombilla e intentó asistir para sus compañeros, pero la zona siempre estaba colapsada por los hombres altos locales, que daban muchos problemas al mermado físico de un jugador legendario, pero que cumplió 35 años durante esa serie.

La serie no acabó 4-1 porque un triple de Gary Neal para forzar la prórroga y los 33 puntos de un gran Manu Ginóbili lo impidieron. Pero era sólo una forma de alargar una agonía obvia, que tuvo su final poco después, de nuevo en pista de los Grizzlies: 99-91. Un triple de Ginóbili desde su campo antes del descanso largo y el pundonor de los texanos les permitió llegar vivos al final: 79-80. Un buen tiempo muerto de Lionel Hollins lo resolvió todo: parcial de 12-2 para los locales, con 10 puntos de Randolph y 2 de Mike Conley, inclinaron la balanza. En ese choque, la diferencia en la zona fue brutal (62-36). Marc, inconmensurable, promedió más de 14 puntos y 12 rebotes durante una serie en la que fue el mejor en esa segunda estadística. Randolph se fue a 21,5 tantos y más de 9 rechaces. Conley, a 14,3 y 6,2 asistencias. Tony Allen promedió 9 puntos y persiguió hasta lo incansable a Parker y a Ginóbili, sumando más de 2 robos por duelo y pasando de ser un suplente de lujo en los Celtics campeones, entrenados por Doc Rivers y asesorados en defensa por Tom Thibodeau, a ser titular en un equipo que había hecho historia. Esos eran los cuatro componentes originales de lo que durante la serie se bautizó como los Grizzlies del Grit and Grind. Un equipo de ensueño.

Los años dorados de una cultura

Los Grizzlies, que dejaron a los Spurs en menos de 95 puntos de media en seis encuentros, con uno sólo superando los tres dígitos (el de la prórroga), cayeron ante los Thunder en una batalla encarnizada en semifinales (4-3). Pero el germen de la cultura ya estaba ahí, y había llegado para quedarse: siete temporadas consecutivas alcanzando los playoffs, algo que sólo habían conseguido en tres ocasiones en los 15 años anteriores. Y todo empezó cuando, como octavos de Conferencia eliminaron al primero, algo que ocurría por cuarta vez en la historia de la NBA: antes lo hicieron los Nuggets de 1994, los de Dikembe Mutombo, al acabar con los Sonics de Gary Payton, con George Karl en el banquillo. Luego lo consiguieron los Knicks en 1999, ante los Heat. Y los Warriors de 2007, los del We Believe, al eliminar a unos Mavericks de 67 victorias con Dirk Nowitzki como MVP. En ese selecto grupo entraron luego más, pero no hubo nunca una victoria tan inopinada como merecida, entre otras cosas por tratarse de uno de los mercados más pequeños y de uno de los equipos con menos recorrido de la mejor Liga del mundo.

En seis de los siete siguientes años, el Grit and Grind se coló entre las 10 mejores defensas de la NBA, con el tercer puesto en la 2014-15 y el segundo dos años antes, en la 2012-13, cuando consiguieron el récord de la franquicia de 56 victorias y alcanzaron las primeras (y hasta ahora últimas) finales de Conferencia. Fue la venganza de los Spurs, que les barrieron entonces (4-0) con una plantilla más larga y completa que en 2011, con Duncan bien asesorado y menos responsabilidades y Kawhi Leonard ya en liza. Eso sí, ese fue el curso del premio a Mejor Defensor de Marc Gasol, el premio individual que representaba en realidad a ese grupo. También el año en el que aterrizó en el equipo Tayshaun Prince, parte de esos Pistons campeones en 2004 y que fue otro pilar defensivo para unos Grizzlies que se quedaron entonces a ocho victorias de un anillo que nunca llegó. Tras ello, pasaron más jugadores (como Vince Carter) y el grupo se fue reduciendo (Allen y Randolph primero) hasta que sólo quedaron Marc y Conley, amigos íntimos todavía hoy en día. El pívot se fue primero a los Raptors para conseguir su ansiado título en 2019. El base es el único que se mantiene en activo, aportando su inabarcable sapiencia en los Timberwolves.

Fue el final de un equipo magnífico, que en 2013 recibió menos puntos que nadie, 89,3, una cifra que hoy sólo se puede imaginar. Y el último gran proyecto defensivo que ha visto la NBA, con nostálgicos hoy añorando esos tiempos en los que ese lado de la pista era primordial. Más que nunca, dentro de la competición actual, con anotaciones antológicas, un uso indiscriminado del triple y los conceptos defensivos dejados parcialmente a un lado para favorecer el espectáculo y los puntos por doquier. Los cuatro miembros originales del Grit and Grind tendrán su camiseta colgada en lo más alto del FedExForum, con la de Randolph ya colgando y las de Conley y Allen fuera de circulación. Ahora, ha llegado el turno de Marc Gasol, todo un icono cultural en la ciudad de Memphis, con la que siempre ha estado eternamente comprometida. Una franquicia que anunció dicho homenaje el mismo día en el que el pívot puso rumbo a los Raptors en contra de su voluntad, pero aceptando que había que iniciar un nuevo proyecto. El hombre que nunca se quiso ir y que en realidad nunca se fue. Que participó en esa auténtica gesta ante los Spurs, permaneció de forma inamovible en los mejores años de un equipo y tiene ahora su merecido premio. El mayor de todos. Entre otras cosas, porque la mejor manera de trascender es que siempre te recuerden. Y cuando la gente mire el número 33 será lo que haga. Rememorar a un Marc Gasol que lo dio todo por los Grizzlies. Historia pura.

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Más información

  • AME5384. MEMPHIS (ESTADOS UNIDOS), 06/04/2024.- Marc Gasol (2-d) participa en su homenaje este sábado, en Memphis (EEUU). Los Memphis Grizzlies retiraron este sábado a lo más alto del FedEx Forum y para la eternidad el dorsal '33' que defendió durante 11 temporadas Marc Gasol, el mejor jugador de su historia. EFE/ Karen Pulfer Focht

    Repasa a través de imágenes diez momentos históricos en la carrera de Marc Gasol. Desde sus inicios en en el Lausanne Collegiate Scholl hasta su ascenso a ACB con “su” Girona.

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