Mirotic despeja la incógnita
La final de la ACB escribe su segundo capítulo con su mayor incógnita despejada: el rendimiento de Nikola Mirotic. El terremoto desencadenado el jueves, cuando se conoció abruptamente su salida del FC Barcelona al término de la presente temporada, o lo que es lo mismo, al término de esta final, removió los cimientos azulgranas en el peor momento posible, y de la peor manera imaginable. Es difícil hacerlo peor. El adiós de Mirotic era prácticamente una noticia cantada, porque el club necesita reducir masa salarial para mantener la nave a flote. Que el mayor sueldo del baloncesto en Europa, unos nueve millones de euros anuales, se esté pagando en una entidad en crisis, cuyo buque insignia es el fútbol, era una anomalía absoluta que antes o después tenía que explotar. Y lo hizo con unas declaraciones del jugador afeando al Barça la forma cómo se iba a producir la rescisión de su contrato, y con una réplica del club donde desmentía al ala-pívot y afeaba también su conducta por la inoportunidad de producirse en la víspera del playoff por el título, nada menos que contra el eterno rival, el Madrid.
Con el suelo agrietado por los movimientos sísmicos, era difícil prever cuál iba a ser el comportamiento del hispano-montenegrino en una cancha. Y también cómo iba a recibirle el público. Ya lo sabemos. El Palau apoyó sin condiciones a su estrella de los últimos cuatro años. En cuanto al jugador, Niko arrancó el choque con ansiedad, revolucionado, pero cogió tono con el tiempo para cerrar su actuación en 14 puntos, 7 rebotes y 21 de valoración en 23 minutos. Mañana se celebra el segundo asalto, también en la Ciudad Condal, y la duda está aclarada. El Barça podrá ganar o perder, porque enfrente tiene a otro coloso europeo, pero Mirotic quiere despedirse con la celebración de la Liga, la segunda como jugador culé. “Voy a ser profesional”, aseguró. Fuera interrogantes.