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NBA | PLAYOFFS 2022 | SUNS-MAVERICKS

Doncic, contra el futuro que no fue

Los Suns no eligieron al esloveno en 2018, cuando tuvieron el número 1 del draft. Ahora, son muy favoritos con uno de los mejores bases de la historia al mando de las operaciones: Paul.

Doncic, contra el futuro que no fue
Christian PetersenAFP

Luka Doncic ha derribado otra barrera. En sus terceros playoffs en cuatro años (también tres veces all star) en la NBA, ha superado por primera vez la ronda inicial y jugará las semifinales del Oeste. A doce victorias (cuatro menos que cuando empezaron las eliminatorias) del anillo de campeón. Aunque eso son palabras mayores, claro. En una temporada que siguió a un verano convulso y tras un proceso de transformación en despachos (salida de Donnie Nelson), banquillo (Rick Carlisle) y cancha (Kristaps Porzingis), la nota para los Mavericks ya es sobresaliente. Después de dos eliminaciones seguidas contra unos muy odiados Clippers que esta vez se quedaron en el play in, Doncic y su equipo avanzan. Es la primera vez para el esloveno, la primera para la franquicia desde 2011, el año de su primer y único título de la NBA.

Desde entonces, los Mavs habían caído seis veces en primera ronda. Los lazos, sucede con todo en Dallas, hacia aquel equipo campeón y su líder ineludible y omnipresente, Dirk Nowitzki, son inevitables. El alemán, MVP de las maravillosas Finales 2011 en las que sacudió a base de bien el vanidoso árbol de la primera versión del big three de Miami Heat (LeBron James, Dwyane Wade, Chris Bosh), ganó su primera serie de playoffs en 2001… y contra Utah Jazz. Como ahora Doncic, 21 años después. Cábalas. Entones, eso sí, perdieron a continuación (4-1 con los Spurs). Veremos ahora, porque aparece en el camino el más difícil todavía: Phoenix Suns.

Ahora, el rival más difícil posible

Los Suns han sido de largo el mejor equipo de la Regular Season y han llegado por primera vez a 64 victorias (64-18). Mejor que en los años del Seven Seconds Or Less, el equipo que revolucionó el baloncesto con Mike D’Antoni como estratega y Steve Nash como delineante. Mejor que aquel bulldozer de 1993 que comandaba un Charles Barkley MVP y que retó en las Finales a los Bulls de un Michael Jordan que jugó una serie sencillamente sobrehumana para contener a los de Arizona: 41 puntos, 8,5 rebotes y 6,3 asistencias de media. Los Suns nunca han sido campeones de la NBA, pero nadie lo ha intentado más de entre los equipos que siguen sin anillo: creada en 1968 con un nombre muy apropiado para la ciudad de EE UU con más días soleados al año, ha llegado tres veces a las Finales (1976, 1993 y 2021) pero nunca ha culminado la caza. Se acaba quedando siempre a dos pasos (4-2). Primero contra Celtics, después contra Bulls, y la temporada pasada contra los Bucks, que les remontaron un 2-0 sobre los hombros de un Giannis Antetokounmpko imperial.

Los Suns son, en realidad, el mejor equipo de la NBA desde el parón al que obligó la pandemia en la temporada 2019-20, la que acabó con el título de los Lakers en la burbuja de Florida. Esos Lakers, por cierto, ganaron los 50 partidos, entre fase regular y playoffs, en los que mandaban en el marcador al final del tercer cuarto. Estos Suns están ahora 50-0. Fiabilidad absoluta. En la burbuja, los de Arizona, que llegaron muy descolgados, ganaron sus ocho partidos y se quedaron por los pelos fuera del primer embrión de play in. Sumados esos y los 154 de las dos últimas temporadas, han ganado 123 de 162 partidos de regular season. Casi un 76%.

Es un vuelco extraordinario para una franquicia que se pasó sin playoffs desde 2010 hasta 2021, con una década horripilante en la que pareció uno de los equipos más caóticos y peor dirigidos de la NBA. En el cambio influyeron dos llegadas esenciales: James Jones (que fue habitual escudero de LeBron James como especialista tirador) a los despachos, Monty Williams al banquillo en 2019, después de ser tentado por los Lakers de LeBron y Anthony Davis. En esa primera temporada de nuevo régimen, también estaba un Ricky Rubio que firmó un contrato de tres años y 51 millones de dólares. En el primero ayudó de forma importante en la reconstrucción, trabajando en el andamiaje para un núcleo de jugadores muy jóvenes. Después, en noviembre de 2020, fue traspasado a OKC Thunder (donde no llegó a jugar) en la operación Chris Paul. Uno de los mejores bases de la historia llegó para redefinir definitivamente a estos nuevos Suns. Y después de una temporada fabulosa y de quedarse a dos victorias del anillo, renovó este pasado verano por cuatro años y 120 millones de dólares. Con 36 años. De hecho, la próxima semana cumplirá 37.

Chris Paul y la búsqueda final del anillo

Paul jugó su primer partido en la NBA el 1 de noviembre de 2005. Luka Doncic tenía seis años. El base ha jugado en Hornets, Clippers, Rockets, Thunder y Suns. En cuatro de los cinco equipos, no por casualidad, ha participado en la mejor temporada de la historia de esas franquicias. El quinto son unos Thunder a los que, también en la burbuja de Florida, llevó de forma improbable a playoffs tras la salida de Russell Westbrook y Paul George. Esta temporada, ha sido all star por duodécima vez y ha sumado su quinto título de Máximo Asistente (10,8 por partido), el primero desde 2015. Es tercero en asistencias totales en la historia (10.977), solo por detrás del intocable John Stockton (15.806) y de Jason Kidd (12.091), ahora entrenador de su rival en segunda ronda, los Mavericks de Doncic. Paul es cuarto en robos por detrás de, también, Stockton, Kidd... y Michael Jordan. Es, seguramente, uno de los cinco mejores bases de todos los tiempos, uno que busca la legitimidad definitiva con el anillo de campeón. En cara a cara de regular season, se ha enfrentado a Doncic ocho veces con un resultado aplastante a su favor: 7-1. El esloveno ha promediado en esos partidos 26,3 puntos, 8,9 rebotes y 6,6 asitencias con un robo. Paul, 19,6+4,5+9 y 2.

Paul dirige a un tremendo núcleo ya no tan joven: Devin Booker (25 años, tres veces all star), Mikal Bridges (25), DeAndre Ayton (23) y Cam Johnson (26). Será, además, una eliminatoria sin muchos precedentes: dos series en total, una victoria por bando, 6-6 en partidos: 4-2 para los Suns en 2005, 4-2 para los Mavs en 2006. Antes de esos dos años, nada. Después, nada. Casi tabula rasa pues. En regular season, la cosa no invita al optimismo en Texas: diez partidos desde la llegada de Monty Williams, en 2019. Y nueve victorias (9-1) para los Suns, que perdieron el primero de esa serie, el 29 de noviembre de 2019, y han ganado desde entonces nueve seguidos a los Mavericks, incluidos los tres de esta temporada.

Arizona y el decisivo draft de 2018

Y será una eliminatoria, sobre todo, con el draft de 2018 como trasfondo obvio: DeAndre Ayton fue número 1, Luka Doncic 3 (traspasado a cambio del 5, Trae Young, y otra primera ronda) y Mikal Bridges 10 (seleccionado por los Sixers y traspasado a los Suns en un error tremendo de los de Philadelphia). Curiosamente, Ayton, el número 1, es el único de ellos sin extensión millonaria de sus contratos rookies. La de Bridges fue por cuatro años y 90 millones de dólares, la de Doncic un máximo: cinco años, 207 millones, la más alta hasta ese momento para una primera extensión porque cualificaba para el extra del super máximo por sus dos inclusiones en los equipos All NBA. Ayton podía firmar por cinco años y 172,5 millones, pero no hubo acuerdo. Ni siquiera después del viaje a las Finales de los Suns, y de la fabulosa temporada que jugó el enorme pívot de las Bahamas, que ha vuelto a ser fundamental en este curso: más de 17 puntos y 10 rebotes por partido. Adrian Wojnarowski (ESPN) aseguró que los Suns no consideraban a Ayton en el rango de Doncic, y James Jones explicó después que habrían negociado un contrato máximo... pero de tres o cuatro años, no de cinco. Ayton evitó dramas, habló poco y ha seguido jugando mucho. Este verano los Suns tendrán que rascarse el bolsillo, esta vez sí, para no perder a uno de los, ya sin duda, pilares de su columna vertebral.

Ayton, que hace mucho más de lo que dicen sus números y jugó a un excepcional nivel en los pasados playoffs, ha rendido tan bien que pocos están enfadados con los Suns (si se suma la brillantez colectiva del proyecto) por renunciar a Luka Doncic. En 2018, y con el número 1 del draft por primera vez en su historia, los Suns pudieron elegir a Doncic. Y tenían como entrenador, de hecho, a Igor Kokoskov, el serbio que llevó a Eslovenia al oro en el Eurobasket 2017 al ritmo de Doncic y Goran Dragic. La opción fue Ayton, por el aroma arrebatador a pívot dominante y, siempre influye, porque era una sensación local tras su temporada en la Universidad de Arizona. Después, eso sí fue un error sin explicación ni excusas, Sacramento Kings le dio el 2 a Marvin Bagley Jr, que ya ni siquiera está en la franquicia californiana. Y Atlanta Hawks eligió a Doncic con el 3 pero lo intercambió con los Mavs por Trae Young (5) y una primera ronda de 2019 que fue invertida en Cam Reddish, por ahora otra gran decepción (traspasado esta temporada a los Knicks, sin pena ni gloria).

Ahora Doncic se mide a Ayton y Bridges, compañeros de generación y top 10. Los Suns tienen ventaja de campo, han ganado 64 partidos y son el vigente campeón del Oeste. En regular season han tenido el cuarto mejor ataque y la tercera mejor defensa de la Liga. Tienen a un base histórico y a una estrella que también será generacional, Devin Booker. Tienen a uno de los mejores defensores de la NBA, Mikal Bridges, listo para aplicarse sobre Doncic. Y a un Ayton mucho más móvil que ese Rudy Gobert al que los Mavs han castigado en primera ronda con su batería de tiradores abiertos. Los Suns, es lo que hay, son favoritísimos. Es el más difícil todavía para Doncic y los Mavericks. Pero están aquí, sin nada que perder y entre los ocho equipos que todavía pueden ser campeones de la NBA. Se viene serie grande, y arranca el lunes (04:00, hora española).