NBA | CELTICS 115 - NETS 114 (1-0)

Tatum apaga el fuego de Irving

Una canasta sobre la bocina le da la victoria a los Celtics en un partidazo. Kyrie Irving (39), reivindicativo ante sus ex. El héroe fue Tatum.

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Monumental encuentro el que han firmado Boston Celtics y Brooklyn Nets para abrir su serie de primera ronda en estos Playoffs 2022 de la NBA. Cuánta narrativa, qué defensas y formas de burlarlas y, claro, menudo final. No podía acabar en otra cosa que no fuera en alto, como dicta el cliché del mundo del espectáculo. Kyrie Irving (39) ejerció de villano perfecto para el público del TD Garden, que recibió de él no sólo desprecio sino una cadena de canastas de lo más variopintas y que le coloca -si es que en algún momento alguien lo ha dudado- como un jugador como los que hay pocos. El polémico base nacido en Australia tuvo que aguantar que a escasos centímetros de su cara llegara una canasta de Jayson Tatum (31) sobre la bocina y que fuera ésa la que le diera la victoria a los locales por la mínima, 115-114, y sirva para colocar el 1-0 en la que, salvo que otros se pongan el mono de trabajo y le den duro al esférico, es el cruce más interesante de los que abren la postemporada.

El público jugó un papel importante desde el inicio. Aunque vistieran de blanco el Garden y de blanco fueran los Nets, en un claro error de previsión de la producción del pabellón, fue la actitud áspera que le aguardaba a dos jugadores de Brooklyn en particular la que dio el picante. Los abucheos eran ruidosísimos para Bruce Brown, por unas declaraciones previas haciendo de menos al equipo verde, y Kyrie Irving, que estuvo dos años en la franquicia en una etapa que se puede catalogar como desastrosa. El segundo fue el que se echó a su equipo a la espalda cuando más falta hacía, llevando el ritmo en la ofensiva mientras soportaba la presión. A la grada dedicó varios gestos feos, entre ellos una peineta. Pero de eso también tenía que haber en un choque que pretende responder a las más altas expectativas.

La defensa también fue actor principal en esta función. Maravillosa en la primera parte. Y no afectó en demasía a que el caudal de puntos se viera reducido, pero eran muy buenas. Las de los dos equipos. Porque en la NBA también se impiden canastas con fiereza, aunque haya quien se empeñe en no verlo. La preparación es importante en la parte técnica para eliminatorias de este estilo, aunque siempre cabe un lugar para la sorpresa. Los Celtics mantuvieron de manera casi excelente a Kevin Durant durante la mayor parte del encuentro y para que especialistas como Drummond -dentro- y Curry -fuera- produjeran lo menos posible si les llegaba el balón de parte de las estrellas, pero contaban menos con la aparición como un puñal de Goran Dragic (14 puntos). Los Nets se confiaron por la baja de Robert Williams, su pívot titular, y no anduvieron lo suficientemente atentos a un Al Horford (15 rebotes) que se comió a bocados a sus pares en la zona y fuera de ella.

Igualdad de la que levanta sonrisas en el partido tras una primera parte que alternó lo cuadriculado con el talento a partes, también, casi iguales. En la segunda vinieron los errores y las formas de aprovecharlos. El tercer cuarto fue territorio de los Celtics. Durant no se encontraba, sus porcentajes eran pobres y tomaba demasiados tiros para el acierto que estaba teniendo, y los locales hacían pupa con un ritmo superior en las líneas defensivas y lanzándose sin paracaídas al ataque rápido. El cuarto periodo revirtió el orden con un parcial de entrada que se cargó la ventaja sobrada de Boston y la transformó en dominio de los de Nash. La noche había dado un vuelco y el desenfreno no te permitía afrontar por qué ocurrió.

Loca fue la forma en la que todo acabó. Durant (23) metió una canasta aprovechando medio metro que le cedió Brown (23), con un algodón en cada orificio de la nariz tras un par de golpes. Porque los grandes aparecen aunque estén mal. La respuesta de Horford, debajo del aro tras capturar un rebote ofensivo, llevó el encuentro al último minuto con el marcador empatado a 111. Ahí apareció por enésima vez Kyrie Irving para anotar, y ya sin referencia a la grada porque el abucheo había ido a menos y su calma había ido a más, un triple desde el centro-izquierda de la cancha que obligaba a dar un extra a los Celtics. Una acción rápida de Brown preparada por Udoka llevó a los Nets al ataque que podía sentenciar la victoria. La defensa, de nuevo, ganó. Como perros de presa fueron a por Irving los célticos, obligándole a ir de un lado a otro de la cancha sin que mirara al aro y dejándola fuera para un Durant que, por la presión del tiempo, lanzó mal un tiro de tres. Quedaba el balón en manos de los locales y tocaba la dosis más letal de la improvisación. Smart (20) recogió el balón preparado para su triple, hizo saltar a dos defensores con él, la zona quedó descompensada, el pase que hizo le llegó a Tatum que, girando sobre sí mismo y aprovechando la inercia de tener a Irving cubriéndole cuando no debía ser así, finalizó con una bandeja ganadora un partido para recordar.