Maxey construye un 'big-three'

Tyrese Maxey tiene 21 años y fue el número 21 del draft 2020, un curioso pick que en 2016 fue de OKC a Phildelphia junto a Ersan Ilyasova en el intercambio por Jerami Grant y después hizo viaje a Orlando en 2017 (por Anzejs Pasecniks) y regresó en 2019 a casa: los Sixers rescataron esa primera cuando enviaron a Markelle Fultz a Orlando en busca de una segunda oportunidad. Así que, en cierto modo, su destino parecía ligado a unos Sixers en los que Daryl Morey se afanó por mantenerlo fuera de cualquier cábala en el complejísimo traspaso por James Harden: Maxey, cuya trascendencia y nivel se habían multiplicado exponencialmente por la ausencia perpetua de Ben Simmons, ya era en febrero un jugador importante, estratégico. Y ahora nos está obligando a reformular el enunciado de estos Sixers. No son los de la pareja James Harden-Joel Embiid. No: tienen un big three.

Contra los Cavs (125-119) los Sixers no habrían ganado sin Maxey. Es así de sencillo. Acabó con 33 puntos, 4 rebotes, 5 asistencias, un 10/15 en tiros y un 5/6 en triples. Anotó 14 puntos en el tercer cuarto y 10 en el último, ocho seguidos para convertir un 104-106, la última ventaja visitante, en un 112-106. Activo y vertiginoso, encaja de maravilla con Harden porque se mueve sin la bola y encuentra los gigantescos espacios que genera la presencia de dos megaestrellas en pista. Desde el debut de Harden los Sixers están 4-0 y Maxey promedia 26,8 puntos con unos porcentajes insólitos: 65% en tiros de campo, 70% en triples lanzando cinco por noche. Y ha superado los 20 puntos en los cuatro partidos, algo que no había hecho antes en su carrera NBA.

No, sin Maxey los Sixers no habrían remontado y ganado un partido en el que se vieron 19-38 en el primer cuarto, con los Cavs metiendo todo literalmente, y 37-55 en el segundo, después de fracasar el primer amago de remontada. El guard de Kentucky jugó un segundo tiempo fabuloso, encendió la mecha de su eléctrica conexión con la grada y tiró de un equipo que exprimió su corto fondo de armario (puntos de Milton, triples de Niang…) para sostenerse cuando venían peor dadas. Joel Embiid (22+9+5) sufrió el tremendo tamaño de los Cavs y jugó un partido discreto, poco incisivo en ataque y poco visible en defensa en la primera parte (63-71). Harden (25 puntos, 11 asistencias) acumuló faltas en el primer tiempo y solo llevaba cuatro tiros después de tres cuartos (18 puntos). Al final, eso sí, apareció con dos canastas fundamentales en acciones individuales para cerrar la victoria. 4-0 en su nuevo equipo, 39-23 para unos Sixers que se asientan como segundo del Este.

Son siete victorias en ocho partidos para los de Doc Rivers, que tiene que trabajar el encaje de Tobias Harris con James Harden, el engranaje que más chirría en su nuevo quinteto titular. Y seis derrotas en siete para los Cavs, en un momento delicado y ya (36-27) sextos del Este, todavía con dos partidos de ventaja sobre la zona de play in que marcan unos Raptors también de capa caída. Nada más volver de su lesión, Darius Garland acumula minutadas salvajes por las ausencias en el backcourt (Caris LeVert, Rajon Rondo). El base acabó con 26 puntos y 19 asistencias, pero evidentemente agotado en el último cuarto (se fue por encima de 43 minutos). Jarrett Allen (20 puntos, 7 rebotes) y Okoro (22) ejercieron de finalizadores con Markkanen a un nivel discreto tras su período de baja y Evan Mobley esta vez apagado, sobre todo en ataque. Los Cavs mejoraron mucho con respecto a anteriores partidos y en la que ahora mismo es una de las pistas más difíciles de la NBA, pero volvieron a perder. Porque enfrente estaban James Harden y Joel Embiid pero, sobre todo, porque enfrente estaba Tyrese Maxey. No es una súper pareja: es un big three.