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La historia de 'Jellybean' y por qué Kobe Bryant pasó su infancia en Italia

Antes de dar el salto a Philadelphia y mucho antes de la NBA, Kobe se crió en Italia, concretamente en la ciudad de Rieti, donde jugaba su padre, Joe.

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Kobe Bryant saluda a su padre durante un partido de los Lakers. Joe Bryant es el motivo por el que la estrella pasó parte de su infancia en Italia.
Stephen Dunn Getty Images

Todo héroe tiene su pasado, y el de Kobe Bryant estuvo en Italia. El escolta, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, pasó parte de su infancia en el país transalpino y llegó a la NBA, tiempo después, mostrando grandes diferencias con sus compañeros de generación. Se notaba mucho que Kobe, hijo de un exjugador de la mejor Liga del mundo, había pasado los primeros años de su vida casi entre algodones. En contraste con algunos de sus contemporáneos, que se habían criado en un país en el que los barrios marginales eran una tradición y la desigualdad racial una tortura constante, Kobe había llegado ajeno a todo ello, criado en la cultura europea y con unas inquietudes más variadas que las de otros jóvenes jugadores, pero que se resumían en cumplir esos objetivos que se había puesto con 12 o 13 años: ser el mejor jugador de la historia del baloncesto.

Kobe llegó a la NBA con un amplio conocimiento de un continente del que poco o nada sabían gente como Allen Iverson, que llegó en el mismo draft que el escolta, en 1996. Además, el joven descarado que miraba a todo el mundo por encima del hombro y que no estaba tan interesado como sus compañeros en el mundo de la noche, manejaba con fluidez el italiano y también llegó a chapurrear algo de español, algo que comprobó Pau Gasol en el futuro. Joe Bryant, su padre, había pasado por Sixers, Clippers y Rockets durante su carrera, pero su bonachón carácter no cuadró con el contexto en el que se movía la Liga y emigró a Italia en 1984 para jugar en el Reiti, equipo que compartía nombre con una ciudad a la que Kobe, nacido en Philadelphia seis años antes, se mudaba de manera muy temprana. Allí fue donde aprendió a jugar al baloncesto, viendo partidos de su padre, que pasó también por el Viola Reggio Calabria, el Maltinti Pistoia y el Pallacanestro Reggiana, antes de retirarse, en 1991.

Jellybean (el apodo del padre de Kobe) apuntó a su hijo a la escuela primaria nada más llegar, rechazando llevarle a una americana, su idea inicial. También lo hizo con Sharia y Shaya, hermanas mayores de la futura estrella. Todos se acomodaron a la cultura de Rieti, una ciudad que Kobe llegó a considerar su hogar. Allí fue donde empezó a jugar al baloncesto, ya fuera en el patio de su casa o en su colegio, y a disputar partidillos en los que rápidamente destacó por encima del resto. Sus vivencias en el país transalpino dieron incluso para un famoso libro, el escrito por Andrea Barocci ("Un italiano de nombre Kobe"), en el que se relatan numerosos detalles de la infancia del jugador y también de su padre, un hombre siempre sonriente que huyó a Europa tras no cuadrar en una NBA excesivamente competitiva para su gusto.

Kobe regresó a Estados Unidos en 1991 y llegó al Lower Merion Hign School, en su Philadelphia natal, donde conquistó el título en 1996, meses antes de dar el salto a la NBA. Allí ya se vio el increíble mundo interior y la profunda introspección de la que hacía gala un jugador que con apenas 18 años se comportaba como un veterano y, ya en su adolescencia dejaba ver dónde iba a llegar. Todavía, eso sí, tuvo contactos con Italia, cuando su padre le pidió que comprara una pequeña parte del Olimpia Milano y le nombrara su gerente allí, cosa que Kobe hizo. Esa historia no salió bien y, unida al rechazo que su propio padre y su madre, Pam, tenían de su matrimonio con Vanessa, Kobe se distanció de su familia y no recuperó el contacto con ellos hasta que pasaron los años, cuando ya se había convertido en la Mamba Negra, había cambiado el 8 por el 24 y había experimentado una lenta caída a los infiernos que acabó con una redención eternamente postergada... y cinco anillos.

Kobe nunca renegó de su pasado italiano ni de todo lo que le había dado Europa. Fan tanto del AC Milán y del FC Barcelona, como de Frank Rijkaard y Ronaldinho, al escolta se le vio conversar con Pau en español y en italiano (durante los partidos, ojo) con Sasha Vujacic, nacido en Eslovenia pero Pallalcesto Amatori Udine de 2001 a 2004, e integrante de los Lakers durante los anillos de 2009 y 2010. Su cercanía a España y al continente europeo se vio durante los Juegos Olímpicos de Londres (antes había ganado el oro en Pekín) y su figura ha sido conocida universalmente, gracias en parte al interés mostrado siempre por el otro lado del Atlántico, su buena predisposición a atender a los medios de comunicación extranjeros y, claro, su amistad con Pau Gasol. Y toda esa historia, claro, empezó en Italia. Concretamente en Rieti. El resto, ya nos lo sabemos.