Miles Bridges asalta el Garden
Miles Bridges firmó su "career high" con 38 puntos en el día de Martin Luther King. Los Hornets dominaron de principio a fin a los Knicks.
En el Día de Martin Luther King, Miles Bridges firmó su mejor partido en la liga. Los Hornets, que venían de perder ante Orlando, no pudieron contar con LaMelo Ball, que estuvo en el banquillo pero no pudo vestirse de corto debido a una enfermedad. La baja de uno de sus jugadores insignia no impidió a los de Borrego dominar de principio a fin el partido. Los Knicks llegaban en buena forma tras encadenar tres victorias consecutivas, pero no plantearon bien el partido y dejaron jugar demasiado cómodos a los de Charlotte, que supieron jugar muy bien sus cartas y aprovecharon para castigar desde el perímetro. Una marcha más en defensa, y quizás una menos en ataque, fue lo que le faltó a los locales para poder pelear un partido que tuvo nombre propio, el de Miles Bridges (38 puntos, 12 rebotes y 5 asistencias).
Los Hornets comenzaron liderando el encuentro, aprovechando la pájara inicial de los Knicks y poniendo un 0-7 en el marcador. Con unas buenas actuaciones de Randle y Barrett los neoyorquinos conseguirían remontar y ponerse por delante en el marcador (12-11). El juego coral de los visitantes les seguía dando el liderazgo. Thibodeau se vio obligado a parar el encuentro. Con Quickley, Randle, Fournier, Barrett y Gibson los Knicks mejoraron, hasta que llegó el 'momento Miles Bridges', que silenció el Garden con 22 puntos en el primer cuarto (23-34).
El inicio del segundo cuarto fue para los Knicks, que devolvieron a los Hornets el parcial de 7-0. Los locales mejoraron su solidez defensiva y aumentaron su velocidad de juego. Momentáneamente pudieron anular a Bridges, que estaba llevando la batuta del partido. Toppin, tanto desde el triple como desde dentro de la zona, fue el que le dio unidad al equipo. Consiguieron ponerse a cuatro (33-37). Los Hornets no dejaron de anotar y Bridges (28 puntos al descanso) le pasó el testigo a Rozier, que, con dos triples consecutivos, ponía la máxima y cerraba el marcador al descanso (44-62).
La vuelta de los vestuarios parecía haberle dado un lavado de cara a los Knicks, que subieron una marcha en defensa. Dicha consistencia en campo propio no duraría mucho. Desde el perímetro Hayward y Rozier no perdonaron, poniendo la máxima hasta el momento (56-76). Lejos de su mejor juego, los Knicks comenzaron a encadenar errores y faltas, lo que le permitió a los Hornets cerrar el cuarto 23 puntos arriba en el marcador (63-86).
Llegábamos al último cuarto y la tónica del partido continuaba. Los de Thibodeau, cegados por el nerviosismo y la prisa por anotar rápido, continuaban cometiendo errores, imprecisiones y pérdidas. Mientras, Bridges firmaba su mejor noche en la NBA con 38 puntos. Para los minutos finales Borrego apostó por jugadores de rotación, algo lógico con el partido resuelto, y eso le permitió a los Knicks cerrar el marcador en 87-97.