Doc Rivers: "Cuando veo a otro europeo bueno, me cabreo"
Omer Yurtseven está siendo la gran revelación de los Heat. Jugador no drafteado, atrapa rebotes en demasía y despierta la curiosidad de la NBA.
Los Heat son expertos en sacar el mayor potencial de jugadores que, en cualquier otra franquicia, no tendrían su camino a la NBA asegurado. Es la tradición que ha forjado Pat Riley, que llegó a Florida en 1995 renunciando al último año del contrato más alto que jamás había firmado un entrenador, el que tenía con los Knicks. Riley, una de las mentes más brillantes de este deporte, desarrolló con Alonzo Mourning de epicentro de su proyecto el mismo juego desvergonzado y duro que antes potenció en Nueva York, uno radicalmente opuesto al del Showtime de los Lakers de Magic en los 80. Porque él, mejor que nadie, sabía que nunca un estilo había dependido tanto de un solo jugador.
Riley asumió también funciones directivas en los Heat y empezó a moldear el equipo a su antojo. Parecía decir adiós en 2004, cuando el leal Stan Van Gundy tomó las riendas de su gran maestro. Sin embargo, el intrusismo de Riley y las bromas pesadas de Shaquille acabaron sacando de allí al bueno de Stan. Riley inició su última gran aventura en los banquillos, gestionó una de las mayores aglomeraciones de egos jamás vista (Alonzo Mourning, Dwayne Wade, Jayson Williams, Gary Payton, el propio Shaq...) y se hizo con el título. Y en 2008, tras la peor temporada de su carrera como entrenador (15-67), dejó hacer a Erik Spoelstra, su segundo gran pupilo y esta vez el definitivo. Su intervencionismo fue menor, amasó dos anillos y cuatro Finales (cinco, si contamos la de la burbuja) más con LeBron y se dedicó a hacer magia entre bambalinas. Hasta ahora.
Desde que LeBron salió, Riley se ha dedicado a construir un equipo competitivo a base de nombres poco conocidos que han saltado a la fama bajo su mandato. Jimmy Butler tuvo una batuta que ahora comparte con Kyle Lowry, Adebayo se convirtió en una estrella, Tyler Herro inició su ascenso y gente como Kendrick Nunn (ahora en los Lakers) o Duncan Robinson se hacían un hueco en la mejor Liga del mundo sin haber pasado por el draft. Eso ha permitido, en este tiempo, llegar a unas Finales (las de 2020) y llegar a playoffs las dos últimas temporadas, que serán tres cuando se certifique la clasificación de este año, en la que empezaron volando y ahora alternan buen y mal juego con bajas, como todo el mundo, relacionadas con el coronavirus.
Un nuevo descubrimiento
Precisamente las bajas han permitido que un nuevo jugador ascienda y muestre un potencial increíble... sin haber sido drafteado. Se trata de Omer Yutseven, un baloncestista uzbeko con nacionalidad turca que juega en la posición de pívot y que tuvo experiencia en el Fenerbahçe turco. Allí estuvo hasta el 15 de febrero de 2016, cuando decidió abandonar el club turco para jugar en los NC State Wolfpack, donde permaneció dos temporadas, en las que promedió 10,5 puntos y 5,8 rebotes por partido. En la segunda de ellas fue incluido en el tercer mejor quinteto de la Atlantic Coast Conference. El 16 de abril de 2018 anunció que iba a ser transferido a los Hoyas de la Universidad de Georgetown, donde tras cumplir el año en blanco que imponía la NCAA, jugó una temporada en la que promedió 15,5 puntos y 9,8 rebotes por partido.
Tras esto, se presentó al draft de la NBA, pero, como muchos antes que él, no fue elegido, e inició el duro camino que supone encontrar tu sitio en la mejor Liga del mundo y que muchas veces acaba sin premio. El 8 de diciembre firmó contrato con los Thunder, pero fue despedido al día siguiente. El 28 de enero fue incluido en la plantilla de los Oklahoma City Blue, filial de los Thunder en la G League. Y por fin, el el 14 de mayo de 2021 firmó contrato con Miami Heat hasta el final de la temporada, aunque no ha debutado con ellos hasta el presente curso, el primero de los dos con los que renovó en verano ca cambio de 3,5 millones de dólares.
Con todo, han sido las lesiones las que han permitido a Yurtseven tener un hueco en la rotción de los Heat... y responder con mucho acierto. Las bajas de Dedmon y Adebayo dejaban el juego interior del equipo sin ninguna referencia y Spoelstra introdujo a Yurtseven en sus planes. Y ahí empezó todo: hasta el 3 de diciembre, el pívot solo había participado en 14 partidos con los Heat y en ninguno de ellos pasó de los 8 minutos. Pero, ante Indiana, todo cambió y el turco se fue a los 19 minutos para anotar 12 puntos y atrapar 5 rebotes en la victoria del equipo de Florida. Su participación fue variando en los siguientes partidos, pero las bajas y su buen rendimiento han provocado que sea uno de los hombres de confianza de Spoelstra y que potencie el buen momento de los Heat.
Ahora, todo parece indicar que Yurtseven seguirá en la rotación y que Dedmon reducirá sus minutos al lado de Adebayo. Extraordinario reboteador y con buena mano cerca del aro, Yurtseven lleva 14 partidos consecutivos (10 de titular) con 10 o más rebotes y ha conseguido un doble-doble en sus tres últimos encuentros. Incluida la derrota ante los Sixers, en la que ha alucinado a Doc Rivers, que se ha preguntado cómo lo hacen los Heat para encontrar a estos chicos. "Cuando veo a otro europeo bueno, me cabreo", aseguraba de forma jocosa el técnico. No hay mejor forma de halagar a un jugador que promedia, en ese tramo de 14 duelos, 11,6 puntos y 13,4 rebotes. Un nuevo descubrimiento de los Heat que ha metido la cabeza en una NBA que no espera a nadie. Y el que mejor lo sabe es Pat Riley, claro. La experiencia le avala.