NBA | SPURS 109 - CAVALIERS 114
La eterna resistencia de los Cavs
Los de Ohio, con un Darius Garland excepcional y su habitual dominio en las zonas, someten a unos Spurs que no paran de perder y que ya están a doce partidos del 50% de victorias.
Los Cavaliers nunca se van. Les han sacudido las lesiones por todas partes, han tenido como muchos otros equipos su cuota de serios problemas con la COVID, y parecieron pasar a un formato más modesto, por fin golpeados por la realidad, con cuatro derrotas en cinco partidos cuando cayó lesionado Ricky Rubio. Pero no, los Cavs no se van. Aprenden, se adaptan, se recomponen: compiten. Ahora suman un brillantísimo (dadas las circunstancias, más) 5-2 en siete partidos. Y están 25-18, agarrados a la zona playoffs del Este (sextos). Aún mejor: están acabando una difícil gira de seis partidos por el Oeste. Han ganado cuatro de cinco, su única derrota en San Francisco, en el día del regreso de Klay Thompson.
Los Cavs están 21-8 en los 29 partidos que han jugado juntos Darius Garland, Jarrett Allen y Evan Mobley. Ese dato es tremendo, maca un ritmo de casi 60 victorias. En San Antonio (109-114) tiraron mal (8/20 en triples aunque anotaron dos sobre la bocina para cerrar los cuartos segundo y tercero) y firmaron un pésimo 14/24 desde la línea de personal. Pero volvieron a ganar y volvieron a demostrar que están aprendiendo, a toda velocidad, a competir: cerrar partidos, apretar los dientes, hurgar en los defectos de su rival y potenciar sus virtudes. La mayor, ya se sabe, la combinación de un base tremendo como Garland con ese frontcourt absolutamente imposible, enorme, a contrapié en esta NBA de bajitos y tiro de tres: Markkanen-Mobley-Allen. Los Spurs anotaron siete triples más pero se estrellaron en las zonas (40-60 en puntos en la pintura), con Jakob Poeltl intentando achicar agua como podía contra Allen (17 puntos, 16 rebotes) y Mobley, que tiene ya asido el Rookie del Año (15 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias).
Garland puso la creación y los puntos trascendentales. Acabó con 32 puntos, 8 asistencias, solo una pérdida y un 4/8 en triples. A la espera de que los Cavs muevan ficha en el mercado para ponerle al lado un exterior anotador (¿Caris LeVert?), y después de quedarse sin Collin Sexton y sin Ricky Rubio, el base sigue dando zancadas en su carrera hacia un estrellato que ya toca con los dedos. El resto lo ponen el tremendo trabajo de jugadores como Isaac Okoro y Lamar Stevens, la jerarquía de Kevin Love y los puntos, esta vez importantísimos, de Cedi Osman (14).
Los Cavs se agarraron a su defensa y a su espíritu de supervivencia en un final feo: de 103-103 en el ecuador del último cuarto a 104-108 ya en el último minuto. Los Spurs solo habían anotado un tiro libre, exprimidos por la defensa de los Cavs y aniquilados por los mates de Markkanen y Allen, los zarpazos definitivos. Así están las cosas para unos Spurs que llevan cinco derrotas seguidas y nueve en diez partidos, desde luego algo insólito en la era Popovich. Y que están ya 15-27, a doce partidos del 50% y sin más buena noticia que el excelente rendimiento de Dejounte Murray, que acabó esta vez con 30 puntos, 14 rebotes y 8 asistencias. Su inercia ahora es pésima, la de los Cavs es ascendente (otra vez) y el resultado reflejó eso, ni más ni menos, en un partido nada brillante y en el que durante muchos minutos nadie fue mucho mejor que nadie. Pero en ese ecosistema sacaron petróleo unos Cavs que no ceden ni pierden tiempo lamentándose. Pase lo que pase, compiten.