NBA | GRIZZLIES 116 - TIMBERWOLVES 108
¡Qué no pare la fiesta en Memphis!
Los Grizzlies ganan su undécimo partido seguido ante unos Wolves que, una vez más, la liaron en los últimos minutos. Memphis ya está a triunfo y medio de los Warriors.
Undécima victoria consecutiva para los Memphis Grizllies. Se dice pronto. La última vez que se enfrentaron a los Minnesota Timberwolves, allá por el 20 de noviembre, se llevaron la mayor paliza de lo que va de temporada (138-95). Quién les iba a decir que casi dos meses después iban a ser el equipo más en forma de la liga y que iban a estar a sólo partido y medio de la segunda plaza del Oeste, ocupada por los hasta hace no tanta todopoderosos e inalcanzables Warriors. Pero así están las cosas por Tennessee, es tiempo de bonanza y la fiesta, de momento, parece no tener fin.
La victoria de esta noche no fue sencilla y en muchos momentos pareció difícil. Lo pareció, desde luego, en una primera mitad en la que los locales tiraron fatal a canasta, aunque nunca llegaron a estar más de 9 puntos abajo. Y pareció que se podía escapar la victoria también en los últimos minutos. En concreto a partir de que quedaran cuatro por jugarse, cuando la ventaja en el marcador comenzó a cambiar de bando y el partido podía caer de cualquier lado. Por suerte para los Grizzlies enfrente estaba uno de los equipos que pero cierra los partidos de toda la liga. Los Wolves ya perdieron hace dos días un partido que tendrían que haber ganado ante los Pelicans, con un triple de Brandon Ingram en el último segundo. Hoy, su actuación a partir del 1:47 para el final fue desastrosa. Dos tiros libres de Brandon Clarke ponían a los Grizzlies por delante y ya no miraron atrás gracias a varias pérdidas del rival. De hecho, la ventaja de 10 puntos que lograron a escasos segundos del final fue la mayor de todo el partido para cualquiera de los dos equipos. Lo que no había pasado en 47 minutos sucedió todo a la vez en uno solo.
No en vano los Wolves tienen un récord de 2-16 cuando empiezan el último cuarto perdiendo. Eso fue justo lo que ocurrió gracias a un tercer cuarto en el que fueron claramente superados por su rival. Los visitantes se fueron al descanso 7 arriba y 12 minutos después estaban 6 abajo, merced a un parcial de 37-24. Ja Morant metió 11 de sus 16 puntos ahí. El base aportó también 8 rebotes y 9 asistencias, pero ni fue el máximo anotador de los suyos ni el que más minutos jugó. Y aunque éste sigue siendo el equipo de Morant, estrella indiscutible de los Memphis, no debe sorprender a estas alturas que en Memphis se repartan el trabajo como buenos hermanos. El ya inevitable Desmond Bane se fue a 21 tantos y Jaren Jackson a 20. Aunque la sensación del día fue John Konchar. Este escolta de tercer año y 1,96 de altura aportó desde el banquillo 15 puntos y... ¡17 rebotes! "De alguna manera el balón acababa en mis manos", era la explicación del jugador. Por supuesto, es el récord para él, aunque esta mismo curso ya había firmado dos partidos con 9 y 14 rechaces.
Un dato interesante que habla muy bien lo que son estos Memphis Grizzlies. En esta archa de once victorias todos los puntos han sido anotados por jugadores menores de 30 años. Enfrente hoy Anthony Edwards (30 puntos), D'Angelo Russell (29) y Karl-Anthony Towns (25) podrían, por edad, pertenecer a su plantilla. Pero los buenos números de los tres no fueron suficientes contra una máquina perfecta en estos momentos. Unos Grizzlies terceros del Oeste con todo merecimiento que parecen no tener techo y no querer pararse ahí.