Sin sentido, sin dirección y aparentemente sin ganas. Así deambulan los Lakers por la NBA esta temporada, en la que han juntado a un equipo de veteranos para no hacer mucho más que pasearse por las principales canchas de la mejor Liga del mundo practicando el peor baloncesto. Tras cuatro victorias consecutivas, los angelinos estaban empezando a pasar de ser un equipo malo a un equipo mediocre, iniciando lo que algunos pensaban que era el camino para acabar siendo uno (medianamente) bueno. La derrota contra los Grizzlies, con Ja Morant descansando el choque anterior y de 8 puntos, fue hasta cierto punto comprensible, por tratarse del equipo del año, uno de los que está más en forma de la competición y un martillo pilón que arrasa con todo lo que se encuentra. Pero contra Kings, uno de los peores equipos de la competición (y de los últimos 15 años), la historia es muy distinta.

El bochorno está, claro, personificado en la figura de Russell Westbrook. El base, que llegó a los Angeles con la reticencia de los aficionados, pasó de un mal inicio a un aceptable nivel mientras los Lakers sumaban derrotas sin que fuera su culpa. Pero, en los últimos partidos, está en uno de los peores momentos de su carrera deportiva. Que ya es decir. Ante los Kings, un equipo que está en el averno y que sumaba 5 derrotas consecutivas antes del duelo ante los Lakers, Westbrook sumó 2 de 14 en tiros de campo y 0 de 5 en triples, incluido un afrentoso intento a un minuto para el final, cuando los angelinos se habían situado a solo 4 puntos sin brillo, pero con mucha insistencia. Tampoco eso sirvió con un jugador que sigue teniendo mucho tiempo el balón, no da pases definitivos y es un ente sin vida en defensa al que le cuesta tener cabida en el sistema actual, y en todos los que ha estado a lo largo de su carrera.

Westbrook ha lanzado con apenas un 30% en tiros de campo en sus últimos 6 partidos. Si juntamos los últimos 7, su serie de triples es 0 de 15. Y ha conseguido 9, 6 y 8 puntos en los últimos 3 encuentros, cifras inaceptables para un jugador que asume tanto juego y tantos lanzamientos. El -22 que sumó ante los Grizzlies ha sido hoy un -7. La segunda mitad ante Sacramento ha sido un ejemplo de todo lo que no hay que hacer en una pista de baloncesto: 0 de 6 en tiros, 0 de 3 en triples, ningún tiro libre intentado y 1 pérdida. Todo ante la atónita mirada de LeBron, que cambia de marcha cuando se acercan los minutos finales y hoy ha lanzado hasta 12 triples, 7 de ellos en la segunda parte. Una manera de gestionar un físico de 37 años para un hombre que estaba siendo herócio hasta hace unos días, cuando ha dejado de brillar (bastante lo ha hecho) de una forma tan inexplicablemente formidable. Y cuando lo ha hecho, los Lakers han dejado de ganar.

"Lo resolveré", decía Westbrook en los minutos finales. Frank Vogel, mal en las rotaciones, dijo que el base estaba "en barrena", mientras que LeBron no ha querido mojarse mucho con el tema: "Está trabajando en ello". La palabra slump ha sonado más en la zona mixta de hoy que en los últimos meses y a Westbrook ya le vacilan hasta por el megáfono, cuando sonaba la canción Cold as ice en la presentación, cada vez que fallaba... Un troleo constante para un jugador que sigue siendo protagonista (negativamente hablando) en unos momentos clutch en los que nunca da la talla. Tras el ya mencionado triple fallado de Westbrook, Chimezie Metu sentenciaba en el otro lado precisamente con otro triple, esta vez certero. Y la afición de Sacramento, mitad inexistente y mitad anestesiada, se levantaba para aplaudir a su equipo ante un rival que les hizo sufrir mucho en un pasado cada vez más lejano. Ese en el que jugaban playoffs.

Más allá de Westbrook, Ariza fue un ente y se está convirtiendo en un fichaje errado, LeBron anotó 34 puntos pero fue intermitente y estuvo mal desde el exterior, Malik Monk se fue a 22 (6 de 9 en triples), y Austin Reaves 19 (4 de 7). Los Kings, por su parte, parecieron un equipo: los cinco titulares superaron la decena, algo que hicieron seis jugadores en total, y Fox se fue a 29 puntos. Los californianos repartieron 28 asistencias y ganaron el choque sin Tristan Thompson, Richaun Holmes, Louis King ni Damian Jones. Los Lakers, que siguen esperando a Anthony Davis, se ponen 21-21, octavos de la Conferencia Oeste y hasta el cuello de problemas. Después de la calma y las cuatro victorias consecutivas, llegó la tempestad con un ridículo espantoso ante uno de los equipos que peor estaba de la competición. Y con Westbrook, otra vez, en el punto de mira. El 10 de febrero es la fecha límite para el cierre del mercado de fichajes. Y es casi imposible traspasar a Westbrook, pero... Ahí queda eso.