NBA | TIMBERWOLVES 108 - CELTICS 103
Monroe: "Nowell estuvo muy bien, pero yo no sabía ni quién era"
El pívot volvió a la NBA y fue importante contra Celtics después de despertarse en Washington a las 4 de la mañana y llegar al pabellón para debutar con los Wolves a las 4 de la tarde.
Son las cosas de este momento de la temporada, un tramo de supervivencia en el que la NBA sigue adelante en plena crisis con la pandemia. Se adapta sobre la marcha la normativa en una Liga en la que más de 200 jugadores han pasado ya por los protocolos COVID, 95 solo en la última semana y en una progresión exponencial, apabullante.
Las franquicias se aferran al calendario con equipos muchas veces irreconocibles: jugadores de la G-League, agentes libres, algunos que estaban en otras competiciones y hasta unos cuantos sacados literalmente del retiro. Con el debut de Greg Monroe en los Wolves, han pasado por las pistas ya esta temporada 541 jugadores distintos, récord histórico en un curso NBA. La media suele estar en torno a los 450.
El caso de Monroe y los Wolves es un ejemplo claro, pero estridente, de lo que está sucediendo. El veterano pívot (31 años) estaba en Washington con el equipo de G-League de los Wizards, poniéndose a punto por si llegaba la llamada de alguna franquicia. Número 7 del draft de 2010 y en un tiempo muy lejano aspirante a estrella, nunca fue lo que se esperaba de él en los Pistons y después dio tumbos por la Liga (Suns, Bucks, Celtics, Raptors, Sixers…) hasta que intentó, también sin suerte, sin importante en el nivel Euroliga: las dos últimas temporadas las pasó en Khimki y Bayern.
La llamada NBA llegó, concretamente desde Minnesota. Los Wolves tenían que jugar contra los Celtics arrasados por la COVD. Sin ningún titular (Towns, Beverley, Edwards, Russell, Vanverbilt) y sin suplentes como Reid y Prince. Monroe se despertó a las 4 de la mañana en Washington DC y tuvo que volar a Minneapolis. Perdió su vuelo y viajó con escala en Chicago. Llegó, finalmente, a las cuatro de la tarde al pabellón de los Wolves para debutar con su nuevo equipo. Y, cosas de estos tiempos, fue clave en una victoria inesperada contra los Celtics (también con bajas notables): jugó 25 minutos y firmó un +13 en pista con 11 puntos, 9 rebotes, 6 asistencias, 2 robos y un 5/9 en tiros.
Chris Finch, su entrenador, valoró mucho su rendimiento: “Fue vital, su capacidad para pasar fue muy importante, nos dio sensación de calma en pista”.Antes del partido, el técnico había dejado otro momento jugoso cuando le preguntaron cuántos minutos jugaría su nuevo pívot nada más aterrizar en la ciudad: "Ni idea, le tendré que preguntar a él. Le acabo de conocer hace media hora".
Y el propio Monroe dejó la que seguramente será una de las citas del año, una que deja claro que son estos días en la NBA. Jaylen Nowell, un escolta de fondo de armario de los Wolves, fue el gran héroe con el partido de su vida: 29 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias, un 6/9 en triples y el mate del partido. Y Monroe, después de la victoria, reconoció que no tenía ni idea de quién era cuando estaban jugando: “¿Nowell? No voy a mentir, ha jugado de maravilla pero yo la verdad es que no sabía quién era”.