Durante las últimas temporadas se ha convertido en una constante para el que aquí escribe. Dado todo lo que ha conseguido, que hablamos de una dinastía que a partir de su último título ha conseguido exprimir plantillas no tan valiosas o compensadas y hacerlas ganadoras, y que en las oficinas y el banquillo se sientan auténticos genios de esto, por favor, tengan en cuenta a San Antonio Spurs hasta cuando estén en lo más bajo. Y en estos momentos lo están. Sólo los Pelicans, los Thunder y los Rockets están peor que ellos en la Conferencia Oeste a efectos de clasificación. Se daba el momento perfecto también con el rival, Golden State Warriors, que lidera la NBA y sólo había perdido un partido de trece disputados en su casa, el Chase Center. Alrededor de los Spurs hay debate sobre la continuidad de Gregg Popovich, sobre todo después de aliviarse ganando los Juegos Olímpicos con Estados Unidos, y sobre la confección de la plantilla, raspada. Pero, amigos, no lo hagan. Siempre que este equipo, con estas directrices y esta estructura, siga jugando, por favor, no lo hagan. No se les puede dar por muertos, esta liga se juega cada noche y siempre va a haber cambios, los texanos son duros de pelar y van hacia arriba. Lo hicieron. 

Los Spurs ganaron a los Warriors en su feudo por 107-112 en esta noche de sábado. Un último cuarto muy perro puso en aprietos a los visitantes, que sólo anotaron 13 tantos en esos últimos 12 minutos, pero resistieron con el buen trabajo hecho anteriormente. Curry fue el máximo anotador pero con una serie de tiros terrible (5/17 de tres y 2/11 de dos para 27 puntos). 

Valiente esfuerzo venían de realizar los Warriors horas antes, dando mucha cancha a secundarios como Toscano o Payton para demostrar que están hechos para esto y pueden ser otra amenaza, otra más, en un equipo que aspira a todo. Es algo que durante años también han hecho los Spurs, sacando desde el fondo de banquillo auténticas armas nucleares cuando la munición principal escaseaba. A Golden State, aún sin Klay Thompson y James Wiseman, les pasó algo parecido en esta jornada con Curry, que dejó el tiro de la noche anotando desde el centro del campo al término del tercer cuarto pero sólo como máscara de una actuación realmente mala. Esta vez Kerr, el alumno del maestro Popovich, no pudo hallar más magia ni en él ni en otros compañeros. Ese extra de los Spurs quedó anulado para los Warriors. Los que con poco hicieron mucho fueron los de San Antonio, que además despiertan con una racha de cuatro victorias seguidas. Otra vez se han metido en el ajo. 

Aguantaron tres cuartos los Spurs con una ventaja muy grande. En los primeros minutos la sacaron adelante mediante, sobre todo, el titular Derrick White (25) y el suplente Lonnie Walker (21). Se fue por encima de la veintena al inicio del segundo periodo. La aparición de una ráfaga de triples, con Wiggins, Poole o incluso Curry como protagonistas, intentó aplacar el impulso continuado de los texanos. Duró un par de minutos. Los Spurs seguían sacando tajada acción tras acción y la diferencia seguía siendo casi la misma. En el tercer cuarto, con Poole entonado, se volvió a repetir la operación nada más salir del vestuario y, de nuevo, nada. Tuvo que ser al final de esta manga cuando, gracias a una acción con falta sobre Bjelica y el mencionado triple de Curry, se dio un salto. Los Warriors se colocaron a once y con ello iniciaron el último periodo, un cambio que aprovecharon para coger el rebufo de los rivales al más puro estilo de la Fórmula 1 y pegarse a su espalda. La defensa salió a la luz. El empate llegó a falta de tres minutos y la ventaja, a falta de dos. Un triple de White y una bandeja de Murray solventaron la reacción del desacertado Curry, que quiso entrar en partido en todo momento pero no pudo, y fue White el que sentenció con un par de tiros libres.