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NEW YORK KNICKS

Del cielo al infierno: los Knicks dan la espalda a Kemba Walker

Según Tom Thibodeau, entrenador de los Knicks, Kemba Walker está fuera de la rotación de los Knicks. Estrella en los Hornets, el base no encuentra su sitio en la NBA.

Según Tom Thibodeau, entrenador de los Knicks, Kemba Walker está fuera de la rotación de los Knicks. Estrella en los Hornets, el base ya no encuentra su sitio en la NBA.
Patrick McDermottGetty Images

El pasado de Kemba Walkers es radicalmente opuesto al presente. Y no digamos al futuro, lleno de incertidumbre. Tom Thibodeau, entrenador de unos Knicks a los que el base llegó este último verano, ha informado de que no cuenta más con él en la rotación. Kemba sale así de un equipo con el que apenas ha disputado 18 partidos, tras ser denostado por unos Celtics que le utilizaron como chivo expiatorio. Y el nuevo destino era ideal para Kemba: una franquicia en reconstrucción, un mercado grande y un Madison que había vuelto a vivir alguna que otra noche mágica. Y, sin embargo, el jugador no ha cuadrado bien en el esquema de juego y se encuentra en una situación que es de las peores de su carrera. O, directamente, la peor.

Kemba ha pasado por muchas fases en la NBA, aunque nunca ha estado cerca del ansiado anillo. Solo soñó con él levemente en la burbuja, con los Celtics, cuando se quedaron a 2 victorias de las Finales en una aguerrida serie ante los Heat, en la que sin embargo fueron siempre a remolque de sus rivales. Antes, en los Hornets, Walker se convirtió en uno de los bases más respetados de la competición norteamericana. Al equipo de Michael Jordan llegó en 2011, y en él se mantuvo hasta 2019, cuando cambió al equipo de toda la vida por los Celtics en un momento de su carrera en el que dicho movimiento parecía ideal. Parecía.

En Boston, Kemba no pudo desarrollar sus mejores virtudes y sumó su cuarto All Star en su primer año, pero se fue hundiendo paulatinamente poco después. La manera de monopolizar el balón por Jayson Tatum y Jaylen Brown le impidieron más tiempo de control en sus manos y verse abocado a adaptarse a un catch and shoot que nunca ha tenido especialmente desarrollado. Los problemas de compenetración eran tan obvios que una de las primeras decisiones de Brad Stevens fue traspasar a Kemba a los Knicks y deshacerse, de paso, de un contrato que iba a reportar al base más de 26 millones de dólares esta temporada y más de 27 la que viene.

El panorama para Kemba ahora es desolador. Nunca ha sido un defensor especialmente desarrollado, algo que es totalmente necesario en el esquema de Tom Thibodeau. Pero nada está funcionando para él: los Knicks son la mejor defensa de la Liga con Kemba en el banquillo (un defensive rating del 99) y la peor con él en pista (116,3). Pero en ataque, tampoco mejora la cosa: el noveno mejor ataque sin él, el número 27 en su ausencia. Apenas un 42,9% en tiros de campo, y un buen 41% en triples que no esconde los problemas que genera en el equipo. Kemba no ha superado la decena de puntos en 8 de sus últimos 11 partidos. Y la cosa ha ido a peor hasta que Thibodeau, que no contó con él en la victoria ante los Hawks, ha mirado el récord del equipo (11-9) y ha dicho basta. Y Kemba, con 31 años, mira al futuro con mucha preocupación. Una situación muy triste para un jugador que ha sido bueno. Muy bueno.