No es ningún secreto que Scottie Pippen y Michael Jordan no tienen mucha relación. La conexión de His Airness con la ciudad de Chicago, más allá de algún evento concreto, ha sido inexistente desde que abandonara los Bulls, allá por 1998, tras ese último tiro ante los Jazz que regaló al equipo el sexto anillo de su espectacular dinastía. Tras esto, Jordan viró primero a Washington (donde disputó sus dos últimas temporadas en activo) y luego a su Carolina natal para ejercer de hombre rico y dueño de los Hornets, donde ha coleccionado una buena fortuna (más de 1.900 millones de dólares en la actualidad) y ha provocado algún que otro desmán como directivo, un puesto que nunca se le ha dado del todo bien.

Más allá de todo eso, Jordan no ha vuelto a Chicago, donde reside Pippen, y las veces en las que ambos se han encontrado han sido contadas. Algún que otro halago público, pero poco interés en cruzarse. Jordan se ha dedicado a sus negocios y Pippen contabiliza alguna que otra aparición en televisión junto a Paul Pierce y compañía. Y ambos, claro, se han centrado en hablar muy bien de su era y de su etapa como jugadores en activo y asegurar que serían mejores que cualquier equipo actual. Un argumento que repitieron en demasía con las 73 victorias sin anillo de los Warriors. Ellos se fueron a 72 (en la 1995-96) y sí ganaron. Ya saben la frase: "73 wins don’t mean sh*t’ without ring".

Y, entre unas cosas y otras, se estrenó The Last Dance. Una serie que creó polémica y que amenizó cuarentenas, que dio otra perspectiva del baloncesto y trató de Michael Jordan, que tenía todo el control de la misma, hablando sobre Michael Jordan. Y glorificando su figura, maximizando sus logros... y faltando el respeto en alguna que otra ocasión. Se quejó Clyde Drexler, Karl Malone se negó a hablar, John Stockton estuvo cerca de hacer lo mismo, protestó Gary Payton, se olvidó a Luc Longley y un sinfín de cosas que Jordan ignoró como quién tiene un aura superior al resto y no necesita disculparse por nada. Una parte muy grande de un carácter indomable y lleno de instinto asesino. Cualidades que, en última instancia, le llevaron a convertirse en la leyenda que es hoy en día.

Pues bien, el último en mostrar su descontento es Scottie Pippen, que en un escrito que se ha hecho rápidamente viral en redes sociales, ha revelado que Jordan le escribió cuando conoció su enfado y ha contado por qué estaba enfadado. "Los dos últimos episodios se emitieron el 17 de mayo. Al igual que los ocho anteriores, glorificaron a Michael Jordan sin dar elogios suficientes hacia mí y a mis orgullosos compañeros de equipo. Michael tiene una gran parte de la culpa. Los productores le habían otorgado el control editorial del producto final. La serie no podría haberse publicado de otra manera. Él era el protagonista y el director", dice parte de ese escrito, en el que Pippen acusa a su compañero de ser "condescendiente". Un capítulo más del pasado en lo referente a un documental que ha dado mucho que hablar. Y que ha demostrado que la figura de Michael Jordan es tan grande, que ni siquiera las críticas pueden con él. Cosas de leyendas.