Bogdanovic: "En la NBA no te tiran mecheros ni monedas"
El escolta serbio ha jugado en playoffs en las ruidosas pistas de Knicks y Sixers pero deja claro que la presión no es la misma que en Europa: "Recuerdo bien el láser verde del OAKA".
Bogdan Bogdanovic ya ha experimentado sus primeros playoffs de la NBA, lo ha hecho con Atlanta Hawks. El serbio pasó tres años en Sacramento Kings sin oler las eliminatorias por el título y, precisamente, este salto competitivo era uno de sus objetivos cuando cambió de aires y se marchó al Sureste. Fue después de uno de los sainetes más extraños de los últimos años: los Bucks lo amarraron como parte de su lavado de cara para rodear mejor a Giannis Antetokounmpo, pero el sign and trade acordado entre Kings y Bucks se frenó y el serbio, decepcionado con el movimiento de los equipos, optó por salir al mercado como agente libre restringido. Los Hawks vieron la ocasión, le ofrecieron 72 millones por cuatro temporadas y los Kings le dejaron ir sin plantearse igualar la oferta. Acababan de draftear al que consideraban su sustituto: Tyrese Haliburton.
Bogdanovic ha cumplido de sobra en su primer año en Atlanta. Camino de los 29 que cumplirá en agosto, ha promediado 16,4 puntos, 3,6 rebotes y 3,3 asistencias con un 43,8% en triples. En playoffs (los Hawks superaron a los Knicks y están jugando contra los Sixers) está en 15,8 puntos, 6 rebotes y 3,4 asistencias. Un gran rendimiento para un jugador que llegó a la NBA en 2017 como un rookie de 25 años y ya coronado como una súper estrella en Europa: campeón y máximo anotador de la Final Four de la Euroliga 2017 con el Fenerbahçe, un tremendo equipo que dirigía Obradovic y en el que Bogdanovic jugaba con Udoh, Kalinic, Vesely, Datome… Plata en Eurobasket, Mundial y Juegos Olímpicos con Serbia entre 2014 y 2017, ya como NBA fue máximo anotador y miembro del Mejor Quinteto en el último Mundial, el de 2019 que ganó España.
Así que desde luego Bogdanovic, un jugador de clase majestuosa, no se iba a encoger en la NBA y no lo hizo tampoco en su estreno en playoffs, donde jugó como visitante en dos de las canchas más ruidosas de la Liga (las de Knicks y Sixers), algo que no ha impresionado demasiado a quien ha vivido la presión tremenda de los pabellones del baloncesto europeo: “No, no es para tanto. En la NBA no te golpean mecheros ni moneadas cuando estás tirando tiros libres, no te apunta con láseres a los ojos, como pasaba en el pabellón del Panathinaikos… Recuerdo bien eso, el láser verde del OAKA. Es muy difícil tirar a canasta así. Y sé que aquí no tengo que lidiar con ese tipo de cosas. Así que es todo una cuestión de confianza, es algo mental”.