La NBA marea a Ricky Rubio: cuatro equipos en sólo un año
Ricky Rubio ha vivido la parte amarga, la del intercambio de mercado sin opinión del jugador, en unos meses en los que ha estado en cuatro equipos.
El mundo se asombra viendo jugar a Ricky Rubio, pero no es suficiente. No en la NBA. La liga en la que lleva desde 2011, en la que comenzó comparado con grandes directores de juego y en la que una lesión de rodilla ya le avisó el primer año de lo dura que sería la aventura, le está mareando.
Es un cliché eso de que es el mercadeo con los jugadores es puro negocio, pero no es menos cierto. El problema llega cuando se encadenan varias operaciones que azuzan la cabeza de un jugador, como le está pasando ahora a Ricky Rubio, y es más grave cuando simultáneamente demuestra que está en el mejor nivel de su carrera deportiva.
Al masnouense le pasa factura su contrato, de 17 millones de media por tres años. Le queda el último de ellos, por lo que era posible un cambio de aires y lo sigue siendo durante toda la temporada cuya acción empezará el próximo octubre. Se ha marchado traspasado a los Cavaliers, que le mantiene ya como posible suplente, y con un poso, además, de devaluación de mercado.
Cronología
Para el catalán son ya cuatro equipos en menos de un año. Algo más de ocho meses, si acotamos. Una situación que hemos visto en otras ocasiones en jugadores de corte más residual, pero no del nivel del vigente MVP de la Copa del Mundo. Ahora que se ha resuelto la serie final de 2021 con un nuevo ganador (Bucks), echamos un vistazo a la fase que se organizó en 2020 para buscar un campeón (Lakers) y vemos a Rubio en los Suns, esos mismos que meses después han quedado subcampeones. Los de Arizona hicieron pleno en la burbuja pero, por sus resultados anteriores, no avanzaron más y Ricky fue uno de los que contó en positivo para que así fuera. Le cayó como un jarro de agua fría que la franquicia apostara fuerte para ir a por Chris Paul en un acuerdo que le mandó a Oklahoma City Thunder, por el que pasó sin ni siquiera debutar con su camiseta. En aquellos cuatro días del pasado noviembre los Timberwolves, equipo que apostó por él una década atrás y en el que conserva buenas amistades, fueron a por él, a rescartarle de la nada y lo hicieron también con Leandro Bolmaro, recomendado por el entrenador asistente Pablo Prigioni. Después de una temporada de más bajos que altos y de que Ryan Saunders, uno de sus apoyos, fuera despedido, los de Minnesota le sueltan a otro equipo sin muchas más aspiraciones que las de crecer poco a poco con jóvenes. Los Cavaliers, que de momento se lo quedarán a la espera de que puedan enlazar otros movimientos, son el cuarto conjunto en el que está en este tramo de mercado a mercado.
Si ampliamos más esa línea temporal, a la primera etapa en los Timberwolves, son seis etapas distintas en cuatro años. Aquel paso por los Jazz también fue duro en el final, cuando le cambiaron por otro base (Mike Conley) cuando se había adaptado bien a lo que pedía Quin Snyder. Le quisieron los Pacers, pero se puso a tiro Malcolm Brogdon y tampoco funcionó aquella unión en 2019.
Al mismo tiempo...
Durante este último tramo es en el baloncesto internacional cuando se ha hecho más llamativa esta dualidad. Antes y después de la pandemia. Así como la situación tan extrema a la que ha llevado el coronavirus a los jugadores de la NBA ha hecho de la última una temporada atípica y en la que equipos como los Timberwolves y jugadores como Rubio se han visto claramente afectados, antes y después ha habido magia de Ricky para rato. En 2019 Kobe Bryant le hacía entrega del trofeo a mejor jugador de un Mundial en el que Estados Unidos ni luchó por el podio. En 2021 va camino de lo mismo en los Juegos Olímpicos y en la preparación de los mismos, no entiende de amistosos y lleva siendo el mejor de la Selección Española dos campeonatos importantes seguidos. Imperial, demostrando que los tiempos en la FIBA los marca él si está en la cancha. Fe ciega de Scariolo en su jugador.
Para alguien del que día sí y día también se ha dicho que debe mejorar el tiro para progresar en la NBA es una mejora notable en las últimas temporadas. Si obviamos la última por las circunstancias ya explicadas, en las otras cuatro se ha colocado por encima del 40% en tiros de campo, que no es un logro estratosférico pero es mejor que lo que tenía de antes. En los Jazz tiró 527 triples en fase regular y en los Jazz se puso con 36,1% de acierto, la mejor campaña de su carrera. Ha ido mejorando en ese aspecto. Madurez, también mental, pero que no sirve para que le vean como un base titular sin fisuras al otro lado del charco.